¿En qué condiciones
el Presidente Llega al tercer balance de su gobierno?
El presidente Ollanta Humala enfrenta
su discurso presidencial con sólo un 22% de aprobación a su gestión, siendo
ésta la cifra más baja en lo que va de su gobierno. En Julio de 2012 y Julio
del 2013, quienes aprobaban su desempeño se situaban en el 36 y 32%
respectivamente[1].
Este bajo nivel de aprobación da
cuenta no sólo de la importante pérdida de capital político por el derrotero
sinuoso de su desempeño, sino que nos dice que está pagando la factura por
haber abandonado el postulado principal de su campaña “Crecimiento económico
con Inclusión Social”. Este ofrecimiento fue virtualmente abandonado, pasando a
convertir la política social en una sumatoria de programas sociales propios y
necesarios en situaciones de emergencia y que, por lo tanto, no resuelven temas
cruciales como: la inequidad de los ingresos entre los que más tienen y los que
menos tienen; la generación de empleo de calidad, la mejora en la calidad de la
educación y el cuidado de la salud; así como también las necesarias e
impostergables mejoras en la seguridad
ciudadana.
Al revisar el nivel de
calificación que los encuestados por GFK, le otorgan a los temas principales de
la gestión nos encontramos con lo siguiente:
a)
Se
califica como temas en los que hay un mejor desempeño: el manejo de las
relaciones internacionales, la promoción
de la inversión (pública y privada), el
desarrollo de programas sociales, el manejo de la economía, la descentralización, la promoción del empleo
y las mejoras en educación.
b)
Se
califica como temas en los que hay un peor desempeño: la lucha contra la
delincuencia, la lucha contra la corrupción en el Estado, los servicios de
salud que prestan postas y hospitales públicos, el manejo de conflictos
sociales, el cuidado del medio ambiente; la lucha contra el terrorismo y el
narcotráfico y la administración de justicia.
Como podemos ver, hay sobrados
fundamentos en los ciudadanos para el nivel de calificación que recibe el
presidente Humala y lo que es peor, la tarea por realizar es inmensa, aún.
Cabe indicar que se ha
desperdiciado tiempo y recursos que adecuadamente dirigidos hubieran permitido
acortar brechas económicas y sociales, con las que el balance sería distinto al
de virtual desaprobación con el que llega el presidente a su actual discurso.
¿Cuáles eran las
expectativas?
GRAFICO
01
EXPECTATIVAS
DE CIUDADANAS Y CIUDADANOS PERUANOSANTE EL DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA
REPUBLICA
Las 10 principales expectativas
que ciudadanas y ciudadanos del Perú, tenían ante el discurso tenían que ver
con aspectos que iban desde la lucha contra la delincuencia, tema que le
interesaba al 51 % de los encuestados; hasta el gasto en programas sociales,
que era del interés del 16% de los mismos. La Agenda planteada por los
ciudadanos presenta algunas novedades respecto a los temas que eran
considerados necesarios en años anteriores. Aparece un tema novedoso como es la
subida de los alimentos (inflación) respecto del que el 28% de la población
pedía aclaraciones o estrategias para mitigar sus efectos.
EL DISCURSO:
“Mucho ruido y pocas nueces” es la frase que
podemos usar para sintetizar lo que pasó, en la práctica, con el discurso.
Notamos a un presidente que dice y encamina su gestión a más de lo mismo y que
obvia temas importantes.
Si bien tiene la virtud de
converger en un esfuerzo por mejorar educación y salud, (en lo que llamó
“agenda priorizada”) ni tienen los recursos -a pesar del 0.5% del PBI en que se
incrementará el presupuesto de educación- ni quedan claras las prioridades y
elementos que se echarán a andar para que alcancemos el nivel de tecnificación
y competencias necesarias para el otro anuncio: el llamado Plan de
diversificación productiva.
Por lo demás, se mencionaron
acciones que las podemos situar en el “más de lo mismo”, que supone la
continuidad de la política actual. Se
mencionaron algunas novedades respecto de programas sociales, que en verdad
funcionan como paliativos de situaciones generadas por la manera como se sigue
conduciendo la economía y el modelo de desarrollo en el Perú. Dicho modelo se
sigue nutriendo, en esencia, de los postulados “neoliberales”, que ponen al mercado
y sus aliados como el principal asignador de recursos. Ello, a pesar de las limitaciones y obstáculos que esta manera
de organizar e implementar políticas económicas ha mostrado para lograr un
“crecimiento con equidad”, que es lo que ciudadanas y ciudadanos demandamos y
tenemos derecho a recibir.
Las omisiones en el discurso
son realmente clamorosas. No sólo porque se dan a espaldas de lo que la
población esperaba sino por que quedaron en el tintero temas fundamentales como
¿Qué hacer con la corrupción en el Estado? y el tema de Medio ambiente.
No olvidemos que la corrupción resta
de manera significativa los escasos presupuestos con los que se cuenta para
sectores importantes, amén de que nos resta competitividad. En cuanto al tema
medio ambiental, nos sigue sumiendo en una manera de explotar los recursos
naturales con poco cuidado por la
preservación del ambiente natural y el entorno. Con lo que los
conflictos sociales no cesarán; al contrario, podrían incrementarse. Lo que es
peor, mantendremos una manera de explotación que sólo sirve para llenar las
arcas de los “inversores” quienes privilegian una orientación rentista y
especulativa, en desmedro del legítimo derecho de las comunidades -que poseen
los recursos- por mejorar sus condiciones de producción y de vida, así como
también el derecho de las generaciones posteriores respecto del cuidado de los
recursos.
En suma, vemos un presidente
con visibles signos de deterioro respecto de su capacidad para gestionar el
país; con la propuesta de una continuidad e intensificación de programas
sociales, que servirán para paliar los efectos de las medidas económicas -que
no cambiarán- o para sostener apetitos electorales de la hoy primera dama.
También vemos ausencias que posteriormente intensificarán conflictos sociales o
sensaciones de falta de liderazgo o desgobierno, que poco favor le hace a la
necesaria consolidación institucional.
Con lo que a la política y a
los políticos les seguirá yendo de mal en peor. A la población pobre le seguirá
yendo mal o bien, en la medida de su esfuerzo individual o tanto como puedan
integrarse a los programas sociales. A
la economía le seguirá yendo más o menos bien y a quienes le irá muy bien será
a los “inversores” a los dueños del capital, para quienes se seguirá gobernando
y estableciendo prioridades.
A los políticos de oposición,
intelectuales progresistas, micro y pequeños empresarios; así como también a
las mujeres y sus organizaciones, campesinos, productores agrarios y jóvenes, les
queda seguir bregando por la construcción de nuevos escenarios y nuevos consensos,
sabiendo que el Perú es de todas y todos.
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