Elaborado Por: Juan Pedro Mora Sono[1]
Las últimas informaciones periodísticas dan cuenta de que el punto neurálgico, hoy por hoy, en la agenda del Ministro de Economía sería: “Controlar la inflación vía la contracción de la demanda interna”. Quiere decir que se gaste menos, tanto en el sector público como en el sector privado. La primera impresión que esta orientación causa es contradictoria.
Hace sólo unos meses, por ejemplo, se sostenía que los gobiernos regionales – sobre todo los que reciben canon – eran ineficientes y que no gastaban sus recursos. Algunos de ellos se pusieron a elaborar proyectos y prepararon su calendario de inversiones. Hoy se les dice, “hay que limitar el gasto”.
Que hay que controlar la inflación, nadie lo duda. Más aún, si con cada punto de subida del índice de precios se pierde el paso en la necesaria mitigación de la pobreza. Sin embargo, habría que ver que lo que hagamos afecte menos el crecimiento de la economía ó lo que sería mejor, cortar “el gasto allí donde sea más razonable”.
En relación al Gasto Público, creemos que no es prudente recortar los gastos de inversión. Obras como: Construcción de carreteras, electrificación, canales de irrigación, represas e infraestructura en salud y educación, por mencionar las más significativas, no deben pararse toda vez que permitirán aprovechar los recursos en dos direcciones: la primera de ellas, para garantizar que en las regiones del interior del país se cuente con infraestructura social y productiva básica que vaya cerrando brechas entre la parte “más moderna” y la porción “menos moderna” – que es la mayoritaria – en el Perú; la segunda, tiene que ver con la necesidad de contar con los activos necesarios para mantener el proceso de crecimiento sostenido que venimos teniendo hasta hoy. Por lo que, lo más aconsejable sería recortar en lo que se pueda el gasto corriente.
En relación al Gasto Privado, es claro tanto que ha habido un crecimiento acelerado del consumo cuanto que hay necesidad de desacelerar este crecimiento. Sin embargo, no podemos mirar la realidad como si fuera pareja. Habría que analizar las importantes diferencias en el consuno para que los recortes se hagan con una dosis importante de prudencia. Una cosa es lo que pueden consumir familias de clase media baja y familias pobres, quienes ganan el mismo salario de antes, pero ahora pueden comprar: viviendas de Techo Propio ó Mi Hogar, electrodomésticos y a partir de la subida de precios alimentos a crédito, y otra cosa es el consumo de quienes pertenecen a la clase media alta y a la clase alta que se están beneficiando cómo nunca antes, del crecimiento ó, que duda cabe, los dueños de las empresas: Mineras, Petroleras, de generación y distribución de Energía Eléctrica; de Comunicaciones, Bancos ó Agro exportación, cuyas ganancias se van del país.
Si este es el panorama, reducir el consumo que está creciendo a pasos agigantados debe hacerse con medidas selectivas orientadas en dos direcciones: De un lado, limitar el consumo a los sectores de mayores ingresos y de otro lado, a controlar el crecimiento del crédito sobre todo el que sostiene consumos insostenibles, con el riesgo de un alto costo futuro para las familias y para el país.
Una Medida que nos llevaría a mirar el tema desde otra perspectiva es la urgente necesidad de distribuir mejor los costos y los beneficios, del crecimiento económico. Es hora de que el crecimiento beneficie a todos los ciudadanos y ciudadanas del Perú. Y sobretodo, que el que más tiene pague más impuestos.
No es posible que las más importantes ganancias, que todos sabemos, se están haciendo en la explotación minera y de petróleo, que, por lo demás, como dice nuestro texto constitucional, pertenecen a la nación – o sea a todos -, beneficien más a empresas e intereses transnacionales que a nosotros los peruanos.
Alentar hoy en el Perú que para controlar la inflación debemos limitar los gastos en educación, salud, electrificación, apoyo al agro (canales de irrigación y represas) o la construcción de carreteras y caminos rurales. No sólo sería dejar de invertir en lo que garantizará el crecimiento sostenido y la creación de empleo que tanta falta le hacen al país, Sino, lo que es peor aún, seguir abriendo la puerta para que unos pocos se beneficien y muchos sigan viendo postergada la solución de sus necesidades y legítimos intereses con el consiguiente clima de inestabilidad y desgobierno, que no tiene por que continuar.
Controlar la inflación, que finalmente debe ser una tarea de política monetaria de la que se debe encargar el Banco Central de Reserva, no puede estar primero que invertir bien y en lo que es necesario para así mantener el crecimiento sostenido de la producción y la economía condición necesaria, aunque no única ni menos exclusiva, para que el desarrollo llegue a todos y todas.
[1] Profesor - Investigador Escuela de Líderes Sociales Lima Perú, juanmo17@yahoo.es
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