Elaborado Por: Juan Pedro Mora Sono[1]
En la reunión de presentación y sustentación del Presupuesto General de la República del Perú, para el año 2,009, ante el Poder legislativo, el ministro de economía, Luis Valdivieso, ha señalado lo siguiente: “el proyecto de Presupuesto para el año 2009 permitirá mantener el crecimiento económico reduciendo los niveles inflacionarios, buscará una mayor eficiencia en los niveles de inversión y gasto social y descentralizará efectivamente los recursos económicos del país”.
Al revisar el documento podemos dar cuenta de lo siguiente:
El Presupuesto nos muestra, de un lado, de donde provienen los Ingresos para el funcionamiento del Estado y, de otro lado, cómo se asignan ésos recursos. Quiere decir, en qué y con que prioridades se van a efectuar las inversiones y los gastos, en el año próximo.
Al analizar los datos podemos ver que el presupuesto de apertura, para el ejercicio fiscal del 2,009, se incrementa, en 1.8% en relación al año anterior. Sin embargo, éste incremento es menor a la media de crecimiento de los presupuestos de apertura que entre el 2,004 y el 2,008 venía siendo 11.8%.
Las razones de este freno, en el crecimiento del monto del presupuesto, son, por decir lo menos, contradictorias. Veamos por qué.
1.- Si revisamos las cifras macro económicas podemos colegir que la economía en el Perú viene atravesando por un proceso de crecimiento sin interrupción desde hace 85 meses. Como ejemplo, podemos referir que en el primer semestre del 2,008 crecimos en 10. 1 % más que en similar período del año anterior y que los analistas económicos coinciden en que éste año creceremos a una cifra no menor del 9%, con respecto al año anterior.
2.- La necesidad de moderar este ritmo de crecimiento y, por lo tanto, no producir un “sobre calentamiento de la economía”, ha empezado a discutirse y hoy se está convirtiendo en el principal objetivo de la política económica, por que ha ocurrido un incremento de la inflación, la misma que ha llegado a 7% a nivel nacional. Aunque, es importante reconocer que una buena parte de este incremento se debe a la subida de los precios internacionales tanto de alimentos básicos (Soya, maíz, etc.) como del petróleo, que ahora están bajando.
3.- La principal contradicción, a mi modo de ver, está dada por lo siguiente:
¿Son los Instrumentos Fiscales, como el presupuesto, los que debemos usar para controlar la inflación ó son los instrumentos de política monetaria los llamados a hacerlo?
La respuesta se cae de madura, la política monetaria es el instrumento más importante para mantener la estabilidad de precios y controlar las expectativas inflacionarias.
Si esto es así, entonces lo prudente sería: implementar políticas que controlen el exceso de demanda y por consiguiente limiten el incremento de los precios - Instrumentos de Política Monetaria - al tiempo que promover políticas que generen las bases para mantener el crecimiento económico en el corto, mediano y largo plazo - Instrumentos de Política Fiscal -.
¿Qué Queremos y qué se puede y debe hacer?
Qué Queremos?
Si dibujáramos la imagen objetivo de la economía peruana como: mantener el crecimiento económico, reduciendo los niveles inflacionarios, buscando una mayor eficiencia en los niveles de inversión y gasto social, descentralizando efectivamente los recursos económicos a lo largo y ancho del país, distribuyendo mejor los costos y los beneficios de ése crecimiento económico.
Si conseguimos esto vamos a arribar a un Estado- Situación con el que la mayoría, sino todos, vamos a estar de acuerdo, se debería, entonces, echar mano a políticas monetarias y fiscales que nos permitan lograr estabilidad, crecimiento sostenido, y desarrollo para todas y todos los peruanos.
Que se puede y debe hacer?
Instrumentos de Política Monetaria:
- Incrementar en términos reales la tasa de interés de referencia y el encaje bancario, medidas que contraerán el consumo privado. Dejando de lado la tímida postura asumida por el Banco Central de Reserva, quien ha generado, por ejemplo, que la Tasa de interés de referencia se ubique a 6.25% cuando la inflación a nivel nacional está situada en 7 %.
- Limitar el crecimiento del Crédito y regular a los Bancos, Impidiendo que se incremente de manera exponencial. Como por ejemplo, los ocho mil millones de dólares que se otorgaron en el último año y que el BCR no ha podido controlar hasta hoy. Tomar esta medida es clave para defender la estabilidad macroeconómica.
Instrumentos de Política Fiscal
- Incrementar el Impuesto a la Renta, para los empresas que tienen más ingresos, disminuir la evasión, ampliar la base tributaria y disminuir la informalidad.
- Eliminar las exoneraciones tributarias, todos deben pagar impuestos.
- Imponer aranceles a los artículos suntuarios: Carros y embarcaciones de Lujo, Joyas, etc.
Estas medidas nos permitirían ordenar la casa - zapatero a tus zapatos - instaurando un proceso que esté orientado a que el Banco Central de Reserva - BCR - y el Ministerio de Economía y Finanzas – MEF- coordinen, lo que es necesario, pero enfilen sus acciones a lo que le corresponde a cada uno. Por lo que, sería bueno que el BCR controle la inflación y que el MEF se dedique prioritariamente a dictar medidas orientadas a distribuir mejor los costos y los beneficios, del crecimiento económico y a vigilar que el gasto efectivamente garantice el crecimiento sostenido. Que, a mi juicio, no se logrará si se hace como hasta ahora, parece ser, recortando la inversión en aspectos fundamentales como la salud, educación, carreteras, obras de electrificación, etc.
Baste mencionar que entre los ministerios y programas que presentan los recortes más significativos en su presupuesto se encuentran el Ministerio de Salud, el Ministerio de Vivienda y, por si fuera poco, el gasto que se asigna para algunos programas sociales como: el Programa del Vaso de Leche y el Seguro Integral de Salud – SIS -. Justo ahora que se habla de un Seguro Universal de Salud. ¿Con qué recursos?
Una situación paradójica es que hoy en el Perú se use el tiempo de elaboración, sustentación, discusión y aprobación de un instrumento como el presupuesto de la república para controlar el gasto y por ende la inflación y no para que sea una oportunidad para discutir cómo dictamos políticas para obtener más ingresos y para asignar de manera eficaz y eficiente la inversión y el gasto necesarios.
Por lo que queda preguntarse, ¿Qué huevos no se quieren romper?, ¿Qué Callos no se quieren pisar? ó ¿Qué privilegios se quieren mantener?. Cuánto tiempo más se puede seguir gobernando para que unos pocos se beneficien de lo que producen muchos?.
Será posible que con el pretexto de controlar la inflación las escuelas públicas no reciban el apoyo necesario, los hospitales, donde se atienden la mayoría de los peruanos, sigan en condiciones deplorables (sin medicinas, con equipos obsoletos y con médicos y personal asistencial mal pagado). Que los caminos rurales sean intransitables ó que se mantenga un déficit en servicios de energía eléctrica, agua y alcantarillado.
Es hora de que los ciudadanos levantemos la voz para que quiénes gobiernan, en nuestra representación, entiendan que el País es de todas y todos y no sólo de unos pocos privilegiados. Y que el futuro que merecemos es con niñas, niños, jóvenes ciudadanas y ciudadanos mejor alimentados, educados con condiciones para cuidar su salud, con empleos y salarios dignos. En suma, con más y mejor calidad de vida.
[1] Profesor - Investigador Escuela de Líderes Sociales, Lima Perú. juanmo17@yahoo.es
Aquí encontrará artículos sobre la coyuntura Social, Política y económica del Perú. Así como un análisis mensual del Contexto Económico Social y Político del Perú y de algunos Países de América Latina
domingo, 21 de septiembre de 2008
jueves, 11 de septiembre de 2008
Perú Hoy: Controlar la Inflación, Contener la Demanda Interna, ó Aprovechar los Recursos para Garantizar el Crecimiento sostenido
Elaborado Por: Juan Pedro Mora Sono[1]
Las últimas informaciones periodísticas dan cuenta de que el punto neurálgico, hoy por hoy, en la agenda del Ministro de Economía sería: “Controlar la inflación vía la contracción de la demanda interna”. Quiere decir que se gaste menos, tanto en el sector público como en el sector privado. La primera impresión que esta orientación causa es contradictoria.
Hace sólo unos meses, por ejemplo, se sostenía que los gobiernos regionales – sobre todo los que reciben canon – eran ineficientes y que no gastaban sus recursos. Algunos de ellos se pusieron a elaborar proyectos y prepararon su calendario de inversiones. Hoy se les dice, “hay que limitar el gasto”.
Que hay que controlar la inflación, nadie lo duda. Más aún, si con cada punto de subida del índice de precios se pierde el paso en la necesaria mitigación de la pobreza. Sin embargo, habría que ver que lo que hagamos afecte menos el crecimiento de la economía ó lo que sería mejor, cortar “el gasto allí donde sea más razonable”.
En relación al Gasto Público, creemos que no es prudente recortar los gastos de inversión. Obras como: Construcción de carreteras, electrificación, canales de irrigación, represas e infraestructura en salud y educación, por mencionar las más significativas, no deben pararse toda vez que permitirán aprovechar los recursos en dos direcciones: la primera de ellas, para garantizar que en las regiones del interior del país se cuente con infraestructura social y productiva básica que vaya cerrando brechas entre la parte “más moderna” y la porción “menos moderna” – que es la mayoritaria – en el Perú; la segunda, tiene que ver con la necesidad de contar con los activos necesarios para mantener el proceso de crecimiento sostenido que venimos teniendo hasta hoy. Por lo que, lo más aconsejable sería recortar en lo que se pueda el gasto corriente.
En relación al Gasto Privado, es claro tanto que ha habido un crecimiento acelerado del consumo cuanto que hay necesidad de desacelerar este crecimiento. Sin embargo, no podemos mirar la realidad como si fuera pareja. Habría que analizar las importantes diferencias en el consuno para que los recortes se hagan con una dosis importante de prudencia. Una cosa es lo que pueden consumir familias de clase media baja y familias pobres, quienes ganan el mismo salario de antes, pero ahora pueden comprar: viviendas de Techo Propio ó Mi Hogar, electrodomésticos y a partir de la subida de precios alimentos a crédito, y otra cosa es el consumo de quienes pertenecen a la clase media alta y a la clase alta que se están beneficiando cómo nunca antes, del crecimiento ó, que duda cabe, los dueños de las empresas: Mineras, Petroleras, de generación y distribución de Energía Eléctrica; de Comunicaciones, Bancos ó Agro exportación, cuyas ganancias se van del país.
Si este es el panorama, reducir el consumo que está creciendo a pasos agigantados debe hacerse con medidas selectivas orientadas en dos direcciones: De un lado, limitar el consumo a los sectores de mayores ingresos y de otro lado, a controlar el crecimiento del crédito sobre todo el que sostiene consumos insostenibles, con el riesgo de un alto costo futuro para las familias y para el país.
Una Medida que nos llevaría a mirar el tema desde otra perspectiva es la urgente necesidad de distribuir mejor los costos y los beneficios, del crecimiento económico. Es hora de que el crecimiento beneficie a todos los ciudadanos y ciudadanas del Perú. Y sobretodo, que el que más tiene pague más impuestos.
No es posible que las más importantes ganancias, que todos sabemos, se están haciendo en la explotación minera y de petróleo, que, por lo demás, como dice nuestro texto constitucional, pertenecen a la nación – o sea a todos -, beneficien más a empresas e intereses transnacionales que a nosotros los peruanos.
Alentar hoy en el Perú que para controlar la inflación debemos limitar los gastos en educación, salud, electrificación, apoyo al agro (canales de irrigación y represas) o la construcción de carreteras y caminos rurales. No sólo sería dejar de invertir en lo que garantizará el crecimiento sostenido y la creación de empleo que tanta falta le hacen al país, Sino, lo que es peor aún, seguir abriendo la puerta para que unos pocos se beneficien y muchos sigan viendo postergada la solución de sus necesidades y legítimos intereses con el consiguiente clima de inestabilidad y desgobierno, que no tiene por que continuar.
Controlar la inflación, que finalmente debe ser una tarea de política monetaria de la que se debe encargar el Banco Central de Reserva, no puede estar primero que invertir bien y en lo que es necesario para así mantener el crecimiento sostenido de la producción y la economía condición necesaria, aunque no única ni menos exclusiva, para que el desarrollo llegue a todos y todas.
[1] Profesor - Investigador Escuela de Líderes Sociales Lima Perú, juanmo17@yahoo.es
Las últimas informaciones periodísticas dan cuenta de que el punto neurálgico, hoy por hoy, en la agenda del Ministro de Economía sería: “Controlar la inflación vía la contracción de la demanda interna”. Quiere decir que se gaste menos, tanto en el sector público como en el sector privado. La primera impresión que esta orientación causa es contradictoria.
Hace sólo unos meses, por ejemplo, se sostenía que los gobiernos regionales – sobre todo los que reciben canon – eran ineficientes y que no gastaban sus recursos. Algunos de ellos se pusieron a elaborar proyectos y prepararon su calendario de inversiones. Hoy se les dice, “hay que limitar el gasto”.
Que hay que controlar la inflación, nadie lo duda. Más aún, si con cada punto de subida del índice de precios se pierde el paso en la necesaria mitigación de la pobreza. Sin embargo, habría que ver que lo que hagamos afecte menos el crecimiento de la economía ó lo que sería mejor, cortar “el gasto allí donde sea más razonable”.
En relación al Gasto Público, creemos que no es prudente recortar los gastos de inversión. Obras como: Construcción de carreteras, electrificación, canales de irrigación, represas e infraestructura en salud y educación, por mencionar las más significativas, no deben pararse toda vez que permitirán aprovechar los recursos en dos direcciones: la primera de ellas, para garantizar que en las regiones del interior del país se cuente con infraestructura social y productiva básica que vaya cerrando brechas entre la parte “más moderna” y la porción “menos moderna” – que es la mayoritaria – en el Perú; la segunda, tiene que ver con la necesidad de contar con los activos necesarios para mantener el proceso de crecimiento sostenido que venimos teniendo hasta hoy. Por lo que, lo más aconsejable sería recortar en lo que se pueda el gasto corriente.
En relación al Gasto Privado, es claro tanto que ha habido un crecimiento acelerado del consumo cuanto que hay necesidad de desacelerar este crecimiento. Sin embargo, no podemos mirar la realidad como si fuera pareja. Habría que analizar las importantes diferencias en el consuno para que los recortes se hagan con una dosis importante de prudencia. Una cosa es lo que pueden consumir familias de clase media baja y familias pobres, quienes ganan el mismo salario de antes, pero ahora pueden comprar: viviendas de Techo Propio ó Mi Hogar, electrodomésticos y a partir de la subida de precios alimentos a crédito, y otra cosa es el consumo de quienes pertenecen a la clase media alta y a la clase alta que se están beneficiando cómo nunca antes, del crecimiento ó, que duda cabe, los dueños de las empresas: Mineras, Petroleras, de generación y distribución de Energía Eléctrica; de Comunicaciones, Bancos ó Agro exportación, cuyas ganancias se van del país.
Si este es el panorama, reducir el consumo que está creciendo a pasos agigantados debe hacerse con medidas selectivas orientadas en dos direcciones: De un lado, limitar el consumo a los sectores de mayores ingresos y de otro lado, a controlar el crecimiento del crédito sobre todo el que sostiene consumos insostenibles, con el riesgo de un alto costo futuro para las familias y para el país.
Una Medida que nos llevaría a mirar el tema desde otra perspectiva es la urgente necesidad de distribuir mejor los costos y los beneficios, del crecimiento económico. Es hora de que el crecimiento beneficie a todos los ciudadanos y ciudadanas del Perú. Y sobretodo, que el que más tiene pague más impuestos.
No es posible que las más importantes ganancias, que todos sabemos, se están haciendo en la explotación minera y de petróleo, que, por lo demás, como dice nuestro texto constitucional, pertenecen a la nación – o sea a todos -, beneficien más a empresas e intereses transnacionales que a nosotros los peruanos.
Alentar hoy en el Perú que para controlar la inflación debemos limitar los gastos en educación, salud, electrificación, apoyo al agro (canales de irrigación y represas) o la construcción de carreteras y caminos rurales. No sólo sería dejar de invertir en lo que garantizará el crecimiento sostenido y la creación de empleo que tanta falta le hacen al país, Sino, lo que es peor aún, seguir abriendo la puerta para que unos pocos se beneficien y muchos sigan viendo postergada la solución de sus necesidades y legítimos intereses con el consiguiente clima de inestabilidad y desgobierno, que no tiene por que continuar.
Controlar la inflación, que finalmente debe ser una tarea de política monetaria de la que se debe encargar el Banco Central de Reserva, no puede estar primero que invertir bien y en lo que es necesario para así mantener el crecimiento sostenido de la producción y la economía condición necesaria, aunque no única ni menos exclusiva, para que el desarrollo llegue a todos y todas.
[1] Profesor - Investigador Escuela de Líderes Sociales Lima Perú, juanmo17@yahoo.es
Contexto Económico, Político y Social del Perú
Elaborado Por: Juan Pedro Mora Sono[1]
Resumen Ejecutivo
En el Perú enfrentamos una situación, a todas luces, paradójica somos un país potencialmente rico, por los inmensos recursos naturales que poseemos: Bio-diversidad, Gas Natural, Minería; Agricultura de Agro Exportación (calidad y cantidad de tierras productivas) e Industria Textil, para mencionar lo más importante. Sin embargo, mantenemos una profunda exclusión y desigualdad que se expresa en que: el 10% de la población más rico se apropia del 81% de la riqueza y el 39,3 % de la población, que se encuentra en situación de pobreza[2], sólo se apropia (distribuye) el 19 % de la riqueza. Riqueza que, por lo demás, todos, pobres y ricos, producimos. Lo que nos pone frente a un gran desafío ético, político y social toda vez que es humanamente inaceptable, seguir tolerando ésta situación.
Debemos entender, y lo proponemos así, que el desafío ético consiste en informar y generar conciencia entre toda la población y especialmente entre los pobres respecto de que la condición de pobreza que afecta al 39,3 %2 de los peruanos no es un hecho natural, ni producto de la fatalidad ó del mal entendido destino. Sino que, responde, fundamentalmente, a la forma injusta y poco equitativa en que se ha organizado la sociedad, la economía y la representación política en el Perú. Que, hasta hoy, sólo ha estado interesada en atender y consolidar las necesidades e intereses de los ricos en desmedro de las legítimas e impostergables necesidades e intereses de los pobres.
Los Elementos del contexto, por lo tanto, ponen de manifiesto que el Perú atraviesa por: “Una estabilidad, crecimiento y mejora económica al tiempo que por el debilitamiento de la institucionalidad política y la desesperanza en la situación social, en particular de las familias que viven en la pobreza”[3]
_________________________________________________________________________
I.- La situación Económica:
En el Perú, en Agosto de 1,990, hace ya 18 años, se aplicó uno de los programas de ajuste estructural de la economía más drásticos del continente. Programa que, a pesar de todo, contó con el apoyo de la mayor parte de la población, incluso, de quiénes vieron que su calidad de vida se vino a menos. Tengo la impresión que, en el común de los ciudadanos, éste apoyo obedecía a la "esperanza ofrecida" por los “agoreros” del “Mercado” en relación a que era necesario ajustar, por un tiempo, sus bolsillos y expectativas, para conseguir la ansiada estabilización y acto seguido producir el crecimiento económico que, por lo demás, nos beneficiaría a todos y todas.
Si examinamos lo ocurrido vamos a ver que, en el Perú - y creo que no es distinto en ningún país de América latina - se cumplió sólo una parte de la "esperanza ofrecida". En verdad durante varios años todos ajustamos nuestra economía y se logró la ansiada estabilidad económica y más.
Hoy, suena música bonita, tenemos, como todos reconocen, no menos de 80 meses de crecimiento económico ininterrumpido; somos el país con la menor inflación del continente, aunque hace cuatro meses los precios están subiendo ; contamos con reservas internacionales netas en un nivel nunca visto - en los últimos 20 años-; hace tres años que tenemos superávit fiscal; la inversión extranjera ha crecido. Así como, han crecido, y de manera inusitada, los beneficios – ganancias - de quiénes invierten. Incluso, hemos recibido hace poco la calificación de País con "Grado de inversión", por parte de Fitch Ratings y MOODY´s. Lo que pone a las claras que no sólo hemos sido alumnos aplicados, de las recetas del FMI y del Banco Mundial, sino que se nos empieza a ver, de alguna manera, como un ejemplo a seguir. Esto, que duda cabe, es bueno y hay que mantenerlo y en lo posible superarlo. No obstante, no es lo único que hay que hacer, en la perspectiva de mitigar la desigualdad tanto en el ingreso como en las oportunidades para alcanzar bienestar para todas y todos.
Lo lamentable es que, aquí acaba de sonar la música bonita, la otra parte de la "esperanza ofrecida" no se cumple y nos pone muy en claro que el 39,3 %[4] de la población, que sigue en situación de pobreza - y que, además, es la que más ajustó su economía y sus expectativas - sigue trabajando de sol a sol recibiendo como compensación deficientes servicios de educación, salud, trabajos mal remunerados e inexistentes servicios de previsión social.
Esta situación refleja, una de nuestra más importantes paradojas: Mientras que los empresarios afiliados a la CONFIEP - uno de los gremios empresariales más importantes del Perú - celebran en un cocktail la calificación de "Grado de Inversión” recibida por el Perú, celebración por parte de ellos justificada por que han visto crecer de manera no esperada sus beneficios. Los más pobres de Lima Metropolitana - 100,000 familias ó 500,000 personas en promedio - reciben bolsas de alimentos con el fin de paliar su imposibilidad de poder satisfacer una de las necesidades más elementales, la de alimentarse.
Hoy, es claro que el crecimiento, la estabilidad económica y todas sus bondades no son condición suficiente para mitigar la pobreza y permiten avanzar muy poco en acortar la brecha entre los que tienen más ingresos respecto de los que tienen menores ingresos. La misma que ha empeorado, baste referir que el GINI para 1,991 era de 0.43 y para el 2,006 fue de 0.53. Como todos sabemos, mientras más alto más desigual.
II.- La situación Política:
Un elemento, a mi juicio, crucial, para graficar el contexto es el mirar como camina la construcción de la democracia: Asistimos, hoy en el Perú, a un proceso que determinará, si es, todavía, posible establecer una nueva manera de hacer política, gobernar y construir Estado y Nación.
Intentar dar respuesta a estos aspectos, a todas luces, centrales para la vigencia del orden democrático nos remite a un conjunto de preguntas y situaciones por resolver y no a afirmaciones ó constatación de avances ó logros alcanzados veamos por qué:
Un primer elemento a dilucidar es: Están los partidos y movimientos políticos a la altura de los tiempos. Quiere decir, promueven e implementan, en la actualidad, un rol de información, formación política, elección interna de representantes, y de elaboración de programas y propuestas desde abajo, ó por el contrario éstas tareas, que duda cabe, importantes para la construcción de instituciones políticas representativas, se implementan y fortalecen sólo a una minoría de sus militantes que funcionan casi como castas.
Un segundo elemento es: Los Partidos Políticos establecen procesos de: información, recojo de opinión y discusión de sus propuestas, de manera democrática, con los ciudadanos ó, por lo menos, con sus electores.
El Tercero: Los gobiernos democráticos tienen como centro la construcción del bien común ó por el contrario siguen propiciando y manteniendo como denominador común niveles de pobreza y concentración del ingreso injustificables. A pesar de la aparente bonanza económica que se vive en América Latina y en particular en el Perú.
Lamentablemente, podemos referir que las situaciones planteadas líneas arriba no están hoy por hoy como parte de la preocupación de los partidos y movimientos políticos peruanos ni forman parte, necesariamente, de la agenda pública significando más bien el punto de partida del necesario proceso de transformación de la manera de hacer política y gobernar que hay que propiciar. Siendo éste el panorama podemos ver que el resultado nos lleva a una baja credibilidad de la ciudadanía respecto de la clase política en general y a niveles de desaprobación importantes de la gestión del gobierno actual.
El último sondeo de opinión realizado por el Centro de Investigación de la Universidad de Lima nos dice que el 71.60%, de los encuestados, desaprueba el desempeño del Presidente de la República, Alan García Perez; mientras que el 61.40%, de los encuestados, desaprueba la gestión del Premier, Jorge del Castillo Gálvez. Mientras que el 69,0%, de los encuestados, desaprueba la gestión del Gobierno en General y por si fuera poco el 78.5% desaprueba la Gestión del Congreso.
En relación a como ven los ciudadanos la situación política actual el 55.4%, de los encuestados la califica de poco estable y el 35,1% manifiesta que es nada estable. Adicionalmente, cuando se les pregunta por: Cómo ven la situación política para dentro de un año la respuesta es, igual para el 40,7 % de los encuestados y un preocupante, peor para el 46.1 %. Lo que dice mucho de la debilidad de la clase política en general y de la poca sintonía entre quienes hoy gobiernan y los ciudadanos en particular.
Las razones de esta situación pasan tanto por que, a mi juicio, los partidos políticos no están a la altura de los tiempos y no sólo por que existe una crisis de representación sino fundamentalmente por que los ciudadanos, en particular la clase media – que son muy pocos- y los que se encuentran en situación de pobreza no encuentran una respuesta a sus legítimas demandas, aspiraciones e intereses.
Es necesario que los políticos presten atención a las necesidades y aspiraciones de ciudadanas y ciudadanos y generen propuestas orientadas a mejorar las condiciones para que todas y todos puedan mejorar tanto sus condiciones de vida como alcanzar sus aspiraciones. Si a quienes hoy nos representan sólo les interesa mantener privilegios en unos pocos, habrá que cambiarlos.
El Estado tiene que poner el acento en políticas que puedan mejorar la distribución del ingreso, generar empleos de calidad, brindar educación, salud y justicia para todos. Es cierto que los recursos son limitados pero si se ponen por delante las prioridades, podemos, sin duda avanzar màs.
Uno de los aspectos claves para la gobernabilidad es que, quienes gobiernan en nuestra representación, construyan la agenda pública y definan las tareas propiciando la más amplia información, alimentando el debate y, lo que es más importante, que sean tolerantes con quienes discrepen ó tengan propuestas distintas con el discurso "Oficial" - que no es necesariamente el que goza de la mayor aprobación - y, por ende, resuelvan por medio de leyes, programas, proyectos y lineamientos de política producto del entendimiento y consenso tanto de las fuerzas políticas cuanto de la sociedad civil.
Siendo esto último una clave para fortalecer nuestra, naciente, cultura democrática, viene ocurriendo, con cierta frecuencia, y no sólo en el Perú, que quienes somos críticos ó ponemos el acento en temas y prioridades, en lo económico, social, político y cultural, de naturaleza distinta al discurso oficial, que no son siquiera vistas por quienes gobiernan, somos puestos en la "otra orilla" y no somos escuchados ni tomados en cuenta. Echando por tierra el respeto y tolerancia que debe observarse, en un régimen democrático, por el opositor.
La necesidad de cambiar la manera de gobernar y tomar decisiones es reconocida por cada vez más amplios sectores: Líderes Sociales, académicos, ciudadanas y ciudadanos quienes reclaman cambios. Es necesario, que duda cabe, avanzar en la implementación de acuerdos, al más alto nivel, tanto para el largo plazo - como los elaborados por el Acuerdo Nacional – cuanto para el corto y mediano plazo, donde hay nada o muy poco concertado. Esto, como norte de la próxima etapa de gobierno, marcaría un cambio y aterrizaría más su que hacer. No debemos olvidar que es importante vislumbrar el largo plazo pero que para alcanzarlo es necesario caminar en la dirección correcta en el corto y mediano plazo. Por lo tanto, el cambio de curso que es necesario realizar podemos resumirlo en lo siguiente: Brindar oportunidades para la participación y toma de las decisiones en los asuntos públicos a ciudadanos y ciudadanas y fortalecer y consolidar la institucionalidad democrática.
III.- La situación Social:
El punto de partida para graficar la situación social es: El crecimiento económico al no mejorar la distribución del ingreso ni generar oportunidades para todos ni tampoco mayor inclusión social. Ha aportado poco en la reducción de pobreza y nada, o casi nada, en la ansiada y necesaria reducción de la desigualdad.
Hoy el debate está centrado no sólo en cuanto ha bajado el número de personas que se encuentran en situación de pobreza sino en cómo se generan mecanismos y políticas claras para mitigar la desigualdad.
La población empieza a preguntarse si la democracia promueve la vigencia de los derechos sociales, para todos y todas. Tengo la impresión que para que esto sea una realidad es necesario transitar por una ruta que debe tener como orientación tres aspectos: El primero de ellos, a mi modo de ver, está referido al establecimiento de políticas y metas concretas y medibles para mejorar la distribución del ingreso, bajando la, hasta hoy, abusiva, concentración del mismo. Debería ser materia de denuncia permanente y definido como inaceptable que el 10% de la Población (los más ricos) se apropien del 81 % de la riqueza. Que por lo demás, todos, incluidos los pobres, la generamos.
En segundo lugar, es necesario que entendamos que la política social debe estar encaminada, centralmente, a la generación de pleno empleo ó empleo decente para todos y todas, y
En tercer lugar, propiciar programas de asistencia, a los más pobres, en alimentación, educación y salud con metas concretas y medibles como medidas necesarias para mitigar la desigualdad pero no como lo único que hay que hacer
En lo que va del gobierno actual, se ha venido insistiendo en el desarrollo de programas de asistencia y en mejorar la eficiencia de los llamados programas sociales, para los más pobres, con medidas como: elaborar un padrón único, evitar la duplicidad de beneficiarios, una mayor coordinación entre las instituciones que ejecutan programas sociales y la llamada focalización. Acciones que van dando frutos. Sin embargo, es necesario desconcentrar recursos y decisiones para aumentar la eficiencia.
Podemos, afirmar, entonces que: La mejora de las condiciones de vida de las grandes mayorías como producto del, sin duda necesario, crecimiento económico no se ha producido hasta hoy. A pesar de seis años de ininterrumpido crecimiento de la economía.
Por lo que el "Chorreo" se ha convertido, una vez más, en "goteo" hacia los más necesitados, que son, dicho sea de paso, los que contribuyen decisivamente a esa bonanza.
Hay que ver en que clave y con que notas hacemos música para todos y cuáles son los límites que no podemos ni debemos seguir soportando. Mitigar la pobreza y la exclusión no puede esperar. Más allá de ser liberales ó no. Hay que prestar especial atención a la urgente necesidad de distribuir mejor los costos y los beneficios, del crecimiento económico. Es hora de que el crecimiento beneficie a todos los ciudadanos y ciudadanas del Perú. Y sobretodo, que el que más tiene pague más impuestos.
La Política y la Economía deben ser caras de una misma moneda, es necesario empezar un camino sin retorno para que los derechos sociales, políticos y económicos puedan ser gozados por todos y todas. Esa, que duda cabe, es una condición necesaria para el fortalecimiento y vigencia de la democracia.
[1] Investigador y Docente de la Escuela de Líderes Sociales – Lima Perú.
[2] Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares. Instituto Nacional de Estadística. Mayo 2,008.
[3] Nota extraída de: El contexto político y socioeconómico nacional y local en “Emprendimientos Económicos de Mujeres. Retos y Posibilidades. Juan Pedro Mora Sono. JULIO DEL 2,005.
[4] INEI, MAYO 2,008
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