Hemos
asistido al relevo ministerial más paradójico de los últimos años. Ocurre que
César Villanueva fue removido del Premierato, y con él algunos Ministros, so
pretexto de haber hecho declaraciones. Quiere
decir, llevar al mundo mediático una noticia, respecto de un ajuste al salario
mínimo vital, que estaría en agenda. Y eso –que para nada ni nadie es un pecado
mortal, en la medida que, se debe ajustar cada 2 años– le hizo pasar por
atropellos e insultos de oficialistas, hasta pasar entre Herodes (Castilla) y
Pilatos (Nadine Heredia), hasta su defenestración.
Queda
claro, muy claro, luego de este suceso que el Poder de Nadine y su amigo el
titular de Economía y Finanzas, es, de momento, casi irrefutable. Caer de la
gracia de la dupla (Heredia-Castilla) significa o podría significar eso y más.
Lo
lamentable aquí es que esa manera de conducir y tomar las decisiones en el Perú
es totalmente inconstitucional -ya que ninguna de las personas que conforman la
dupla fue elegida- y, por lo tanto, debilitan la autoridad del presidente al
tiempo que menoscaban la necesaria institucionalidad y, además, a la política.
Una
vez más alguien no elegido, junto a otro que cuida más el bolsillo de los
empresarios que él de los trabajadores, toman medidas que, por decir lo menos,
ponen en tela de juicio la capacidad de Ollanta Humala de llevar los destinos
de su gobierno y el País.
La
concertación y el que se discutan temas que ayudan a los que menos tienen, lo
sabemos, no es del agrado de la CONFIEP ni de los inversores, como tampoco del
titular de Economía y Finanzas, que pareciera está allí más que al servicio de
las ciudadanas y ciudadanos del Perú al servicio de unos pocos empresarios e
inversores.
Este
relevo ministerial nos dice que el poder en el Perú tiene que ver más con lo
que decide alguien no elegido, que en vez, de abonar el camino para la
concertación y la distribución equitativa de la riqueza, seguirá abonando el
camino de la enorme desigualdad y concentración de la riqueza, con la excusa o
pretexto que sea necesario.
Creo
que el discurso y la práctica se bifurcan más que se juntan y que, de seguir
así, este gobierno será recordado como uno que tenía un presidente que no
decidía ni hacía sólo; sino que dependía del contento de la derecha y sus
gendarmes en el Ministerio de Economía y los apetitos políticos de su esposa
que necesita que quienes son “inversores” la acepten y con eso ganar un peldaño
en el camino para ser próxima candidata presidencial.
Por
lo que pareciera que de ahora en adelante tendremos al gato de despensero. Lo
que importa es que por nada ni por nadie se deje de salvaguardar los intereses
de pocos, aún en desmedro de muchos. Frente a esa realidad dos preguntas caen
de maduras:
¿Hoy,
cuando ya se ven signos claros del total irrespeto a la precaria institucionalidad y que se prefiere gobernar
con otros, no importa lo lejos o cerca que estén de lograr inclusión y derechos
para todos, seguiremos creyendo en que el Gobierno de Humala se interesa por
las mayorías?
¿A pesar de esto, Ollanta Humala, seguirá
hablando de concertación, inclusión social y desarrollo para todas y todos?
Creo
que la derechización del gobierno actual en el Perú, ha quedado sellada.
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