viernes, 28 de junio de 2013

Perú Hoy: Presente complicado, futuro incierto; acomodos y reacomodos, mientras tanto, inoperancia y desazón.


Estamos a un mes de que se cumpla el segundo año de gobierno del Presidente Ollanta Humala Tasso y empezamos a vislumbrar que el desgaste y la desazón respecto de su desempeño y el de las autoridades, a quiénes les delegamos el poder en el último proceso eleccionario presidencial y de congresistas, se acrecienta. Lo que configura, lo que hemos denominado “Presente complicado y un futuro incierto, acomodos y reacomodos, mientras tanto, inoperancia y desazón”. Veamos por qué:

Según la encuesta de  - Growth from Knowledge – GFK – la aprobación de la gestión de Ollanta Humala, está en 39%, lo que significa un descenso de 16 puntos porcentuales respecto del mes de Enero del presente año,  cuando contaba con el 55% de aprobación y de 8 puntos porcentuales respecto de Marzo, cuando contaba con 47%, con lo que en los últimos seis meses asistimos a un real descalabro en los niveles de aprobación de la gestión presidencial.

Un análisis de los aspectos positivos que los encuestados ven en el gobierno de Ollanta Humala nos dice lo siguiente:


Fuente: Resultados del estudio de opinión preparado por GfK.      Elaboración: Propia

Hay en el Gráfico 01 cifras, de un lado, preocupantes y de otro lado, muy decidoras, respecto de por qué hay un descalabro en los niveles de aprobación actuales.  Podemos referir que el 30 % no le reconoce nada positivo, lo que es preocupante. Sólo el 11% piensa que está cumpliendo con sus promesas de campaña, mientras que sólo un 6% piensa que nombra gente idónea en los cargos (Ministros de Estado, etc.).

 

Este análisis, nos muestra, de manera clara, el por qué  de la disminución en la aprobación. Las ciudadanas y ciudadanos en el Perú, luego de casi dos años de gobierno, empiezan a pasar la factura por: la Hoja de Ruta incumplida, la poca asertividad para nombrar a los miembros de su gabinete y otros cargos claves y; sobre todo, por la corrida a la “derecha” en las principales decisiones y en la manera de gobernar.

 

Al analizar los aspectos, que se presentan como negativos en el sondeo de Junio[1] podemos señalar que para el 53% de los encuestados el no combatir a la delincuencia es lo más negativo. Le sigue el que no cumple con sus promesas de campaña, señalado como negativo por el 46%. Otro tema es la subida de los precios (incremento de la inflación), que es señalado por el 44% de los encuestados. Aunado al 31% que considera que nombra a gente inadecuada para cargos públicos configura un núcleo de desazón e inoperancia que debiera remontarse.

 

Las preguntas que caen de Maduras son:

 

¿Existe aún posibilidad para retomar el camino del Crecimiento con Inclusión Social? 

 

¿La anuencia y falta de objetividad de los organismos internacionales -FMI, BID, BM – la presión de los empresarios y de la mayoría los medios de comunicación -que ellos controlan- para que no abandone esta manera de conducir la economía que sólo privilegia la concentración de riqueza y poder en pocos, será y seguirá siendo más importante que los intereses y las necesidades de la mayoría de ciudadanas y ciudadanos en el Perú?

 

¿Otra manera de hacer Política, Economía y Políticas sociales tendrá espacio?

 

¿Podremos vislumbrar en los próximos 3 años de Gobierno una manera distinta, más equilibrada, de Gobernar o el apetito por seguir ocupando y cooptando el poder hará que el objetivo más importante del gobierno actual sea sentar las bases de la continuidad con Nadine?

 

Quisiera tener las respuestas. Sin embargo, muchas de ellas se van a dar en el camino, la situación del Perú es más apare jable hoy con aquella estrofa de una famosa canción de Joan Manuel Serrat que dice “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Eso es hoy la realidad, en la medida que ni el partido, ni el plan de gobierno ni la denominada “hoja de ruta” deciden y menos marcan el rumbo del quehacer político, económico o social.

 

Tenemos a un presidente prácticamente tomado por los que no ganaron (la derecha), gobernando sin derrotero ni brújula, negociando con los mismos actores e intereses de hace 23 años, aquellos que recibieron y concentraron los beneficios del modelo de desarrollo neoliberal sin la necesaria responsabilidad social en su actuar.

 

Un presidente que prometió inclusión social y que hoy la ha reducido a programas sociales de alivio de la pobreza y, por lo tanto, no sólo no ha cumplido con lo ofrecido;  sino que es visto como inoperante por la mayoría de la población, quienes votaron por él con la esperanza de que pudiera organizar un gobierno de concertación que pudiera demostrar que otra manera de hacer las cosas era posible.

 

La Agenda pendiente:

 

Debemos decir en voz alta que las condiciones para retomar el camino del crecimiento con inclusión existen. El Perú y su economía siguen creciendo a niveles nada despreciables y, en el corto plazo, lo seguiremos haciendo.

 

Sin embargo, el mantener niveles de inequidad en el ingreso y la concentración del mismo en pocas manos será el principal escollo de ese crecimiento en el mediano plazo, en la medida que el descontento se incrementará y con ello, la protesta y conflictividad social.

 

Una Política que distribuya mejor los ingresos en el conjunto de la Población y mejore la manera en que se distribuyen los costos y los beneficios del modelo económico es urgente.

 

Junto a eso es necesario hacer la reforma tributaria, que nos lleve a tener un sistema de cobro de impuestos más justo. “Debe pagar (aportar) más el que más tiene”. Cambiar, por ejemplo, de manera progresiva, pero sin pausa, la relación entre impuestos directos e indirectos es muy importante para contribuir a que las cargas impositivas afecten a las personas en relación a sus ingresos. Mantener, como hasta hoy que vía impuestos indirectos pagados por igual por pobres y ricos- se financie la mayor parte del presupuesto general de la república del Perú, dejando en segundo orden los impuestos directos –aquellos que pagan los que más tienen – es poco serio e insostenible.

     

Resolver por ejemplo y,  de una vez por todas, el tipo de Educación Media y Universitaria que debemos tener para que ella forme a las ciudadanas y ciudadanos profesionales que tomarán la posta, en los años venideros, tanto para mantener el crecimiento cuanto para acrecentar las oportunidades es clave. En los últimos veinte años se ha avanzado más en convertir a la educación media y superior  en un asunto de élites, donde lo que manda es “tendrás formación de calidad si la puedes pagar” haciendo de la acción educativa un mero negocio que ha acrecentado fortunas y dividendos de promotores privados que tienen como principal objetivo el lucro. Por  ejemplo, nos referimos a los emolumentos del rector de la Universidad Garcilazo de la Vega, que en aras de una “autonomía mal entendida”, pone en su bolsillo gran parte de los remanentes que logra tener la universidad, en lugar de dirigir esos recursos a otorgar educación e investigación. 

 

Esperamos que cosas como éstas sean resueltas por la nueva Ley Universitaria, que en principio debe ser un instrumento que permita democratizar el acceso al sistema universitario y devolverle a este nivel educativo su carácter de servicio social y de preparación de la clase dirigente del país para los próximos años, más que servir para engrosar cuentas y privilegios particulares.

 

La Tarea Política:

 

La construcción de una agenda pública que recoja los intereses de las mayorías en la perspectiva de lograr la inclusión es tarea no solo del gobierno sino también de la oposición.

 

La oposición política, al tiempo que reconstruye su tramado institucional, debe aprovechar los espacios con los que cuenta en el congreso, como en los gobiernos regionales y locales para construir este contrapeso necesario, que de trabajarse en espacios de concertación, muestren desde lo local que es posible avanzar en una dirección distinta.

 

Trabajar para que el mandatario actual y los partidos, entiendan, que la tarea está por hacer es lo que marcará la diferencia en los próximos tres años; de lo contrario tendremos un ambiente político teñido por la disputa respecto de quiénes serán los candidatos para la próxima elección presidencial y por los esfuerzos de:

a)     oficialistas por garantizar lo que entienden como “continuidad necesaria” aunque hasta ahora hayan casi reprobado el examen.

b)     Un Ciudadano que busca ser, por tercera vez, presidente de la república para conseguir un record, que nadie tiene y

c)       Una oposición de derecha e izquierda que se conformará con presentarse sólo como el mal menor, cuando tampoco cumplieron cabalmente con la tarea de elaborar programas, propuestas distintas.

 

Bajo este panorama decimos que hoy en el Perú tenemos: un Presente complicado, futuro incierto; acomodos y reacomodos, mientras tanto, inoperancia y desazón.



[1] Encuesta nacional urbana de junio 2013. Resultados del estudio de opinión preparado por GfK.

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