Introducción:
Elaborar los, primeros, lineamientos que, a mi juicio, debe tener una propuesta de desarrollo integrado, es una tarea que, sin duda, encierra un reto enorme, para quienes como nosotros queremos aportar en la construcción de un modelo de desarrollo inclusivo y, por lo tanto, un mundo distinto.
En los próximos párrafos, haré el esfuerzo de presentar éstos lineamientos. En primer lugar, abordaré las razones que, a mi modo de ver, exigen e interpelan, nuestras conciencias y capacidades, para la construcción de un modelo de desarrollo alternativo. Qué se debe expresar en el logro de un mundo justo y equitativo para todos y todas. A partir de la respuesta a la pregunta ¿Por qué es necesario construir un modelo de desarrollo alternativo? En segundo término, propondré, lo que considero deben ser, los ejes de una propuesta de desarrollo alternativo; y, en Tercer lugar, presentaré los desafíos que como comunidad académica y sociedad tenemos para arribar a esa construcción.
¿Por qué es necesario construir un modelo de desarrollo alternativo?:
1) Al ingresar al siglo XXI vivimos permanentemente interpelados por una situación económica y social, por decir lo menos, totalmente paradójica. Tanto a nivel del Mundo como en particular en América Latina. Por la que se entiende que las personas estamos al servicio de: las empresas; del modelo de desarrollo imperante; de la tecnología y, como si fuera poco, hasta de los postulados, queramos ó no, de los movimientos políticos que detentan el Poder. Esta manera de entender el rol de las personas absolutamente contrario a lo que debe ser que, en todo caso, debiera expresarse en la mejora progresiva y permanente de la calidad de vida, participación y toma de decisiones por parte de hombres y mujeres. Ya es suficiente razón para construir un modelo alternativo de desarrollo. Veamos porque:
- Así como las monedas, la producción y los beneficios que ella genera tienen dos caras. De una de ellas podemos referir que, en el mundo, contamos con incontables fuerzas productivas, tecnología, comunicaciones y hasta robótica, que - como nos hace ver Bernardo Kiksberg en su documento “Capital social y Cultura: claves Olvidadas del desarrollo – han llevado a la producción mundial, en términos monetarios, a significar, no menos de 25 trillones de dólares, cifra nunca antes siquiera imaginada. De otro lado, sabemos que los beneficios de esto, a lo que contribuimos todos y fundamentalmente los trabajadores, principales creadores de riqueza, se concentran en mayor proporción en las 358 personas que poseen una riqueza acumulada superior al 45% de la población mundial. Esto genera las enormes inequidades, en las que vivimos. Por lo tanto, constituye la primera razón para cambiar.
2) América Latina, es una muestra más de esa paradoja. Veamos por qué: Todos, en medios académicos, empresariales y políticos, reconocen que cuenta con uno de los territorios más ricos en recursos naturales: agua, minerales, gas natural, posibilidades de generar energía eléctrica, agricultura, petróleo, bio-diversidad, etc. No obstante esta situación, es, hoy y desde hace dos décadas, el continente con la distribución menos equitativa del mundo.
Situación que se ha mantenido y al parecer continuará así aún cuando a partir de la segunda mitad de la década del Ochenta, en toda América latina, quiere decir en no menos del 80% de los países que lo conforman, aplicaron las recetas económicas más ortodoxas, en el contexto del modelo de desarrollo neo-liberal imperante. Habiendo tenido como resultado que la pobreza disminuye – aunque no de manera suficiente – pero la exclusión aumenta. Razón suficiente, para que el modelo de desarrollo imperante sea cambiado.
- El que el centro del modelo de desarrollo sea ocupado por aspectos que sólo se interesan por el crecimiento económico - en desmedro de la calidad de vida y la generación de capacidades y oportunidades para el conjunto de la población - como se viene dando hoy. Es una manera de organizar la economía, la producción y la sociedad, a todas luces, insostenible. No sólo porque no es posible que seamos vistos y, lo que es peor, sólo importemos como individuos y por nuestra capacidad de consumo; sino que debemos ser y sentirnos ciudadanos con derechos y responsabilidades. Sí eso no se da debemos cambiar, porque el desarrollo debe tener como centro y fin a las personas, la generación de oportunidades para todas y todos y la satisfacción de las necesidades.
Por último, debemos cambiar el modelo de desarrollo imperante, de corte neo-liberal, porque es necesario que recuperemos el equilibrio entre la razón y la libertad para organizar tanto la economía como la política y las relaciones sociales. No es posible mantener un ordenamiento mundial donde la distribución de los costos y los beneficios del desarrollo no sean equitativos y menos aún que sigamos tolerando que la factura de las ineficiencias sean pagadas sólo, o en la mayor porción, por los que menos tienen.
3) La crisis económica mundial desatada a partir de la poca eficiencia del sistema financiero de los Estados Unidos de Norteamérica y de la especulación desmedida en el sector de bienes raíces, que sólo sirvió para que en algunos - pocos – años unos cuantos acumularan ingentes ganancias, para que después todos seamos testigos de una debacle sin parangón en el mundo, no se puede seguir sosteniendo es necesario, entonces, que revisemos como la política y con ella la economía y la sociedad encuentran un nuevo derrotero marcado ahora sí por aspectos sustantivos como: la búsqueda de Libertad e Igualdad para todos y todas esto es hoy un imperativo. Avanzar o construir un Modelo de Desarrollo Integral y Humano es lo único que hará sostenible la vida e incluso – aunque parezca contradictorio – las posibilidades de seguir generando empresas y, por lo tanto, las condiciones para acumular, riqueza y conocimientos. Sabiendo que hoy las sociedades reclaman una distribución cada vez más equitativa de los costos y beneficios de las propuestas y modelos de desarrollo que se impulsen, en el buen sentido del término, reclaman tener voz y capacidad de decisión. Podemos decir, incluso, que ésta es una nueva manera de reclamar el Poder.
¿Cuáles, entonces, deben ser los Ejes del Desarrollo Alternativo?
A
ntes de Plantear los Ejes señalaré que la concepción del modelo de desarrollo alternativo, que propugno, es aquella que convierta a los Hombres y Mujeres del mundo en: “Ciudadanos y Ciudadanas, libres, con capacidades y oportunidades, que intervienen en la toma de decisiones y definen el sentido de su vida, la vida de sus comunidades y del país en el que habitan, independientemente de la condición económica, cultural y social en la que se encuentren” .
Para alcanzar esta visión, la propuesta de desarrollo alternativo, tomará en consideración las siguientes dimensiones:
La Dimensión Ética: Que partiendo del reconocimiento de la igualdad de los seres humanos. Re – inserte la importancia y el “valor del otro” – nuestro prójimo – en el entendido que todos y en todos los campos en los que transcurre nuestra vida necesitamos del otro. La comunicación, el trabajo, el aprendizaje, la generación de riqueza, el deporte y hasta el ocio, al que pocos hoy tienen derecho; Todo esto lo hacemos en relaciones de colaboración con otros.
Por lo tanto, no podemos estar tranquilos cuando la mayor parte de la población es pobre, una porción, no menos importante, es indigente. La ética, entonces, no es (y nunca ha debido ser entendida como) una disciplina para el estudio ó para propugnar las buenas costumbres – no robar, no ser holgazán, no mentir – valores que, sin duda, son importantes - no sólo de entender sino de practicar- sino que, fundamentalmente, nos debe servir para convertirla en el barómetro de medición de cualquier propuesta de desarrollo, – independientemente de la ideología ó propuesta política que tenga detrás –. Por lo que reaccionemos y encontremos formas para mitigar, y por qué no, desaparecer la pobreza, exclusión y, también, la corrupción y favoritismos, lamentablemente, hoy presentes en el mundo.
Tener la Ética como el barómetro más importante del nivel de desarrollo alcanzado por cualquier nación garantizará que los planes de desarrollo de las naciones sean medidos, prioritariamente, por: el nivel de satisfacción de necesidades y mejora de la calidad de vida de toda la población. La justicia con la que se cobran los impuestos, la equidad en la distribución del ingreso, las capacidades logradas y las oportunidades generadas, la responsabilidad social de las empresas, el equilibrio en las relaciones de género, etc. Cómo, podemos ver, otra forma de conceptuar, planificar, medir y alcanzar el desarrollo para todos y todas es posible y la ética nos ayuda, qué duda cabe, muchísimo en esa dirección.
La Dimensión Política: Teniendo como norte, la construcción del “bien común”. Entendido éste, como el que integra todas las condiciones de la vida individual y social, por medio de lo cual hombres y mujeres pueden lograr un desarrollo integral - en la perspectiva más amplia y completa – que mejore las relaciones y la calidad de vida de todos y todas.
Esta orientación nos remite a la necesidad de reconocer que en éste tiempo, las personas, las comunidades y los países tienen la posibilidad – o como mínimo debieran tenerla – de definir su propia identidad y los proyectos de vida que quieren lograr. Por lo que, el “bien común” ha dejado de ser aquello que es definido e implementado por los partidos políticos y sus programas – aunque son muy importantes – convirtiéndose en: “el bien que la gente sostiene en conjunto y en estrecha relación con los demás” .
Bajo esta mirada, la dimensión política, en una propuesta de desarrollo alternativo al hoy imperante, debe tener en cuenta y darle la importancia necesaria a la participación social. No para remplazar el, necesario, rol de los movimientos y partidos políticos, sino para integrar tanto en las propuestas como en el manejo de lo público, las necesidades e intereses de ciudadanos y ciudadanas. Los avances, logrados en los Planes de Desarrollo Concertado y en los Presupuestos Participativos, en buena parte de los países latino americanos - entre los que destacan la experiencia de Porto Alegre, en Brasil y Villa el Salvador y San Juan de Lurigancho, entre otros, en el caso del Perú – pueden ser muy decidoras y aleccionadoras en la ruta a seguir. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que estas experiencias, importantísimas, sin duda, son desarrolladas en ámbitos locales. El reto sería integrarlas a los Planes de Desarrollo Nacional y a la definición y establecimiento de prioridades para la asignación de recursos en los Presupuestos Generales de la República.
Creo que la concertación, la descentralización y sobre todo el entendimiento que la política y la definición de lo público en función del Bien Común, deben recuperar su centralidad en una propuesta alternativa de desarrollo.
La Dimensión Económico - Social: Entendida y abordada como los instrumentos para generar y redistribuir riqueza con justicia y equidad para todos y todas, posibilitando proyectos de vida buena.
Sugiero, como parte de la propuesta de desarrollo alternativo, ligar, conectar, el tratamiento de lo económico con lo social. La razón fundamental de ésta impostergable conexión radica en que el abordaje particular y sesgado que hoy impera entre lo económico y lo social – que pone, irresponsablemente, el acento en apuntalar, prioritariamente, el crecimiento económico, en desmedro de lo social - que, por lo demás, sólo ha generado y acrecentado la desigualdad, la misma que tiene, como lo señala Kiksberg , impactos regresivos de todo orden. Entre ellos: Reduce los mercados internos, dificulta la formación del mercado nacional y mina la gobernabilidad democrática.
Por supuesto que hay un sin número de razones, complementarias, con las que se puede argumentar esta relación. Conseguir, abordar lo económico y social como parte de un solo paquete de políticas que al tiempo que miden el crecimiento económico, el déficit fiscal, la inflación y las exportaciones se preocupen por medir - estableciendo metas e indicadores claros – como se redistribuyen ingresos, mejora la educación, el acceso a sistemas de protección de la salud y seguridad social, vivienda y se alcanza la responsabilidad social empresarial es clave e impostergable, en este tiempo.
La Dimensión Jurídico - Institucional: Que tenga como orientación primordial la construcción de institucionalidad, el buen gobierno y el desempeño Ético – Legal de quienes administran justicia.
Hoy no es posible pensar en el desarrollo si no contamos en nuestras comunidades y países con un sistema institucional que promueva y garantice el ejercicio de derechos y una adecuada administración de justicia para todos los ciudadanos y ciudadanas. Las Instituciones Públicas como la Defensoría del Pueblo como las Instituciones Privadas como las Empresas y Las Organizaciones sociales deben ser vigilantes del buen desempeño del Estado y contribuir con él para mejorar su acción.
La Dimensión Ecológico - Cultural: Que tenga como intencionalidad re - fundar la manera como los hombres y mujeres nos relacionamos entre nosotros y todos con la naturaleza.
Es imperativo, e impostergable, que una propuesta de desarrollo alternativo nos lleve a generar y re cobrar en nuestra conciencia y, también, en nuestras acciones la necesidad de preservar, respetar y conservar nuestra vio - diversidad. Así como, nuestra diversidad étnica, racial y cultural. Iniciando el camino para desterrar la discriminación de toda índole al tiempo que vamos convenciéndonos y actuando en relación a cómo debemos re – fundar nuestra relación con la naturaleza abandonando nuestra vocación depredadora de los recursos para transformarnos, todos y cada uno, en el espacio en el que vivamos, en conservadores y promotores de vida y vida en abundancia, para todos.
Los Desafíos:
El Estado y la sociedad, organizada ó no, tiene importantes desafíos que afrontar que, sin duda, marcarán la posibilidad que los puntos planteados para la propuesta de desarrollo alternativo se cumplan, plantearemos algunos:
1) Es fundamental que se organicen comités de control ciudadano que puedan vigilar y hacer seguimiento al cumplimiento del Plan de Gobierno de los Partidos y Movimientos Políticos que nos representen tanto en los distintos niveles de gobierno, que conforman lo que conocemos como el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo (Congreso).
2) Para lo cual, debemos realizar Planes de Desarrollo Concertado y los Presupuestos Participativos, tanto en el ámbito nacional cuanto en el local. Esto nos permitiría no sólo realizar propuestas y participar en la planificación de lo público (a nivel macro), lo que ya es importante, sino que, además, nos haría avanzar en el ejercicio y construcción de un Presupuesto General del República, también, participativo y el de cada uno de los Estados y Gobiernos Locales. Lo que es un deber de la clase política, que nos representa, y nuestro derecho.
3) Avanzar en la información, educación y, sobre todo, en el ejercicio de derechos por parte de la población es clave. Y constituye el principal aporte de la comunidad académica al proceso. Para ello, establecer alianzas entre Organizaciones Sociales, Universidades, Instituciones Públicas y Privadas, no sólo, es necesario. Sino que, además, sería una ocasión para hacer llegar nuestra voz y nuestras propuestas de manera directa. Es hora que las instituciones públicas dialoguen más directamente con los ciudadanos y los movimientos sociales que han conformado.
4) Es necesario mostrar nuestro compromiso con los problemas sociales y económicos del País, y el cómo lo hemos venido haciendo, a partir de hacer cada vez más eficiente la labor de los pequeños productores del campo, las mujeres y la acción de los y las micro-empresas, quienes hoy son las generadoras, casi solitarias, de posibilidades para la obtención de ingresos y empleo por parte de la población, especialmente de la que se encuentra en situación de pobreza.
Dialogar con los organismos públicos para que se puedan replicar y masificar, con las adaptaciones necesarias, los proyectos exitosos, que contribuyen a la mejora de los servicios sociales (educación y salud), los ingresos y el empleo, la productividad, la conciencia de los derechos y la calidad de vida de la población. Un importante número de organizaciones sociales, de productores y económicas y ONGs vienen realizando a lo largo y ancho del continente latino americano esta tarea. Es una ruta para conseguir el tránsito de Clientes a Ciudadanos. Tarea, por lo demás, necesaria e impostergable que necesita el concurso de los diversos sectores, entre ellos: políticos, líderes y organizaciones sociales, empresarios, académicos, obreros y técnicos en una perspectiva de concertación, pluralidad y por la eliminación de las desigualdades.
Delinear, hoy por hoy, el Que Hacer es tarea y responsabilidad de todos. El Estado, debe ser inclusivo, Los Partidos Políticos, cada vez más democráticos e incluyentes; Los funcionarios Públicos, signados por una vocación de servicio; Los Académicos, propositivos y dialogantes y los ciudadanos y ciudadanas altamente participativos y con capacidad para tomar decisiones. Este nuevo escenario es, a mi juicio, lo que debemos construir.
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