Asistimos
al acto que apertura el tercer Año de Gobierno de Ollanta Humala Tasso – el
discurso presidencial - para presenciar y escuchar, pareciera que, a un ciudadano,
hoy presidente, atrapado entre dos premisas.
A)
El querer dejar claro que no habrá variación alguna en el rumbo económico
emprendido, lo que sella su derechización.
B)
El querer sostener que su gobierno privilegia la inclusión social, que por lo
que se ve se ha convertido en algo que podríamos calificar como: “Mucho Ruido y
Pocas Nueces”.
Lo
paradójico aquí – entre otras cosas – es que pareciera que el ciudadano
presidente y toda la clase política tienen una lectura particular de la
realidad, tan particular que solo convence a ellos y a su entorno. Baste
referir que en el caso de la aprobación al desempeño presidencial entre abril
y julio, esta ha caído en 18 puntos
pasando de ser el 53,2% en abril al 35,9% en julio.
Esto
no sólo da cuenta de una pérdida importante del capital político conseguido,
sino que, además, muestra que dos años de ensayo – error, empiezan a cobrar la
factura.
Veamos
por qué:
Ciudadanas
y Ciudadanos optaron, optamos por: “Un Crecimiento con Inclusión” y hemos podido
ver que el crecimiento continúa - aunque en algunos meses más lento que en
otros - pero que los beneficios de esto
se siguen quedando y repartiendo entre los mismos. Quiere decir, entre los que
más tienen y de Inclusión, quién sabe que ocurra y para cuándo.
Factores
de la Caída en la aprobación al desempeño presidencial
El
hartazgo se expresó de manera clara en las protestas previas al discurso
presidencial, respecto de las
componendas para la elección de funcionarios públicos para la Defensoría del
Pueblo, Tribunal Constitucional y
directores del BCR, los mismos que en rigor de lo que exigía la
ciudadanía fueron destituidos. Pero con ello no se paró la deslegitimación del
gobierno de turno y de nuestros representantes en el Congreso y su manera de
hacer las cosas.
Creo
que el apetito por conseguir la continuidad, con la elección de Nadine Heredia,
es otro factor que pesa en esta caída de la aprobación al desempeño
presidencial y, fundamentalmente, el poco peso personal y político del
ciudadano presidente, que nos dice que el quehacer político no es su fuerte.
Si
de algo ha carecido el presidente actual es de capacidad para hacer política, entendida
como la capacidad para liderar, dialogar, explicar, concertar, persuadir y
sentar las bases para que costos y beneficios - del modelo de desarrollo y
crecimiento económico imperante - se distribuyan de manera más equitativa.
Por
el contrario, se ha despreciado todo eso y se ha cambiado por un estilo autoritario,
por rodearse de amigos leales, aunque poco capaces, y sin visión de mediano y
largo plazo; y por dejarse avasallar por los postulados y reclamos de los
partidos de la derecha y del sector empresarial, que no han dejado de tener una
visión y práctica especulativa y de acumulación desmedida e individual.
Qué
del Discurso:
Parecía
estar escuchándolo uno o dos años atrás, las líneas matrices del discurso no
cambiaron. El problema es que se dice mucho y se hace poco, para los que más
necesitan. Hay que recordar que queda más de la mitad del período presidencial
y que la agenda comprometida más allá de programas y paliativos, no ha
avanzado.
Un
recuento de acciones y decisiones que sigue mirando a peruanas y peruanos como
clientes y no como ciudadanos, a pesar de que el pueblo peruano da muestras,
una y otra vez, de su convicción por la democracia y lo impostergable que es el
tener “Crecimiento con Inclusión Social”
Por
lo que habría que decirle al Presidente y la clase política actual “Ven la
tempestad y no se hincan”; “deben concertar y son autoritarios”.
Seguimos
perplejos ex pectando desde hace 12 años que a la economía le va bien y a la
política le va mal. Tan mal que quien gobierna se da el lujo de perder capital
político, por la visión autoritaria de gobernar que encarna. Y buena parte de
quienes hacen o deberían hacer oposición
prefieren mantener cuotas de poder y negociar privilegios, antes que bregar a
favor del Bien Común.
Siendo
este el Panorama, la situación sólo se puede calificar de la siguiente manera:
“Inicio del Tercer Año de Gobierno y el Presidente y la clase
política ni aprenden, ni mejoran y menos rectifican su actuar”