Este mes, hemos tenido, diversos aspectos, tanto en la realidad social cuanto en la discusión político-económica, respecto de lo que se viene haciendo, y vemos con satisfacción que los fundamentos y la prudencia macro económica sigue dando frutos, sin embargo, el ¿cómo hacer?, que los beneficios le lleguen a todas y todos, que es tarea del Partido de Gobierno y de las fuerzas políticas, no termina de aparecer. En el Perú se está inscribiendo una paradoja, una encrucijada signada por: “A la Macro economía le va bien y a la política le va mal”, esto tiene que cambiar, ahora, no puede seguir esperando.
Sin embargo, pareciera que las posibilidades de cambiar, que significa, gobernar de otra manera, hacer y tomar, proyectos y decisiones políticas que incluyan y no excluyan, en el futuro próximo, cercano, son complicadas, difíciles, por la manera como se ha definido, hasta ahora, en los últimos 14 meses, gobernar. Veamos por qué:
a) Cuánto se ha avanzado y se quiere avanzar, en la prometida Hoja de Ruta, en lograr la Inclusión Social;
b) Cuánto se gobernará el País desde una lógica Política de concertación y con el partido y los movimientos políticos que se articularon para ganar las elecciones ó, más bien, desde una postura que privilegia individualismo, autoritarismo e intolerancia, en la forma de ejercer poder.
c) Cuánto de la ineficiencia, hasta hoy, demostrada se superará ó no.
Falta muy poco tiempo para que se cumpla la cuarta parte del período de Gobierno de Ollanta Humala Taso, ciudadano que, a partir, de hacer una campaña dirigida, orientada, a las demandas de los menos favorecidos - con el crecimiento económico, logrado entre el 2,000 y el 2011 - se hizo presidente. Su lema, su propuesta central, “Inclusión Social”.
Lo avanzado en este tema, en este tiempo, es tan poco, que no se oye, ni se ve y menos se siente. Por el contrario, la conflictividad social ha crecido y con ella ha crecido también la percepción de una total ineficiencia para su manejo, administración, por los funcionarios públicos.
Las reformas necesarias en sectores sociales clave como son: Educación, Salud, Vivienda no se han realizado, se sigue mirando problemas tan relevantes como éstos no por el tronco sino las ramas. Por ejemplo, nos enteramos, por boca del presidente que la mejora de la educación tiene una sola vía “mejora del sueldo de los maestros” .
Si sumamos a ello, los problemas de seguridad y violencia ciudadana que se han incrementado, en el último tiempo, sin tener, por parte del gobierno de turno, una estrategia clara que articule tanto acciones que mejoren las condiciones y calidad de vida de la población que habita en el VRAEM cuanto la lucha contra la delincuencia común que ha tomado a las ciudades principales del País, lo que se percibe es una sensación de un gobierno que abona a la continuidad, a más de lo mismo, a más de lo que tuvimos en los 20 años pasados.
Esto, entre otras cosas, ha ocasionado, el progresivo y permanente deterioro de la aprobación, por parte de la ciudadanía a la gestión presidencial, según la última encuesta de CPI a nivel nacional, realizada por encargo de RPP Noticias, la baja de la aprobación del presidente Ollanta Humala, es muy fuerte, hoy por hoy, sólo alcanza un 44.7%, de aprobación. Mientras que, la de GFK, encuesta nacional hecha por encargo de La República, habla de un 37% de aprobación.
Un tema, a mi modo de ver, crucial está signado por cómo se seguirá gobernando el País. Se hará, como lo indicaron, indicamos, las ciudadanas y ciudadanos peruanos en la última contienda electoral, es decir, las decisiones, los proyectos y las acciones del gobierno serán tomadas y asumidas por el Partido Nacionalista, el Presidente y los movimientos políticos que se sumaron a la concertación que hizo posible ganar las elecciones ó seguirán siendo tomadas de manera casi individual, por Ollanta Humala y a contracorriente de lo que proponen líderes políticos de su propio partido y los que participaron de la concertación. Lo segundo, pareciera imponerse, con lo cual, se afincaría, sin vuelta atrás, el individualismo, autoritarismo e intolerancia, en la manera de gobernar.
Desde 1990 – salvo con excepción de Valentín Paniagua- los presidentes, en nuestro País, disputan el poder con un discurso, pero, cuando llegan, quiere decir, cuando asumen el poder, son presa fácil de intereses, de grupos económicos, que caminan, en pos de un beneficio individual más que colectivo.
Pareciera que quiénes hacen negociaciones a favor de grupos de poder ó quiénes escriben y generan corriente de opinión, a favor de la continuidad de las políticas neoliberales e incluso la actual oposición, tienen más poder para definir el rumbo del gobierno actual que los legítimos intereses y necesidades del pueblo peruano ó el partido gobernante.
De momento, la ultima encuesta del Poder en el Perú, que realiza el Grupo Apoyo, nos revela que Nadine Heredia, sería vista como la segunda persona con más poder en el Perú, se dice que ella es clave en las decisiones de gobierno, seguro por expresiones vertidas por ella como “mi ministra”. Lo cierto es que ella, tiene poder, aunque no haya sido elegida por nadie.
La manera como se resuelva si quien gobierna es el Presidente y su círculo de confianza ó gobierna el partido junto con instituciones políticas fuertes, es, a mi entender, lo que va a marcar el sentido de las decisiones en el tiempo próximo, en el corto plazo.
Finalmente, creo, que la ineficiencia demostrada hasta hoy para poner en primer lugar de la agenda política: el resolver problemas sociales – en un tiempo en que la bonanza económica permitiría hacerlo - el hacer más justa la tributación, como medio necesario para financiar una educación, salud, viviendas y empleos decentes y de calidad será el signo que haga que la conflictividad social se mantenga ó incremente y que instalemos como estrategia el “dejar hacer, dejar pasar” y el “autoritarismo”.
Ha llegado la hora de que en el Perú los bienes, la riqueza y el crecimiento económico, sirvan para remediar los males, las carencias y las ineficiencias que hacen que en nuestro país unos pocos tengan tanto que la vida no les alcanzaría, para gastarlo y muchos sigan teniendo tan poco y de tan poca calidad, que la desigualdad del ingreso y la falta de oportunidades es su denominador común.
Ollanta Humala, debe y puede hacer un viraje en el timón, un volantazo, que lo re encuentre con quienes lo llevaron a tener el lugar que hoy tiene, ser responsable, no es, dar continuidad ni seguir siendo parte del mismo concierto, que enriquece a pocos y excluye a muchos ser responsable es mejorar – ahora que se puede – las condiciones y la calidad de vida de quienes menos tienen hoy.
Las fuerzas políticas de la oposición democrática, las organizaciones sociales de base, las instituciones académicas ciudadanas y ciudadanos tenemos como tarea que se enmiende el rumbo y hacer realidad que el Perú sea para todas y todos.
Sin embargo, pareciera que las posibilidades de cambiar, que significa, gobernar de otra manera, hacer y tomar, proyectos y decisiones políticas que incluyan y no excluyan, en el futuro próximo, cercano, son complicadas, difíciles, por la manera como se ha definido, hasta ahora, en los últimos 14 meses, gobernar. Veamos por qué:
a) Cuánto se ha avanzado y se quiere avanzar, en la prometida Hoja de Ruta, en lograr la Inclusión Social;
b) Cuánto se gobernará el País desde una lógica Política de concertación y con el partido y los movimientos políticos que se articularon para ganar las elecciones ó, más bien, desde una postura que privilegia individualismo, autoritarismo e intolerancia, en la forma de ejercer poder.
c) Cuánto de la ineficiencia, hasta hoy, demostrada se superará ó no.
Falta muy poco tiempo para que se cumpla la cuarta parte del período de Gobierno de Ollanta Humala Taso, ciudadano que, a partir, de hacer una campaña dirigida, orientada, a las demandas de los menos favorecidos - con el crecimiento económico, logrado entre el 2,000 y el 2011 - se hizo presidente. Su lema, su propuesta central, “Inclusión Social”.
Lo avanzado en este tema, en este tiempo, es tan poco, que no se oye, ni se ve y menos se siente. Por el contrario, la conflictividad social ha crecido y con ella ha crecido también la percepción de una total ineficiencia para su manejo, administración, por los funcionarios públicos.
Las reformas necesarias en sectores sociales clave como son: Educación, Salud, Vivienda no se han realizado, se sigue mirando problemas tan relevantes como éstos no por el tronco sino las ramas. Por ejemplo, nos enteramos, por boca del presidente que la mejora de la educación tiene una sola vía “mejora del sueldo de los maestros” .
Si sumamos a ello, los problemas de seguridad y violencia ciudadana que se han incrementado, en el último tiempo, sin tener, por parte del gobierno de turno, una estrategia clara que articule tanto acciones que mejoren las condiciones y calidad de vida de la población que habita en el VRAEM cuanto la lucha contra la delincuencia común que ha tomado a las ciudades principales del País, lo que se percibe es una sensación de un gobierno que abona a la continuidad, a más de lo mismo, a más de lo que tuvimos en los 20 años pasados.
Esto, entre otras cosas, ha ocasionado, el progresivo y permanente deterioro de la aprobación, por parte de la ciudadanía a la gestión presidencial, según la última encuesta de CPI a nivel nacional, realizada por encargo de RPP Noticias, la baja de la aprobación del presidente Ollanta Humala, es muy fuerte, hoy por hoy, sólo alcanza un 44.7%, de aprobación. Mientras que, la de GFK, encuesta nacional hecha por encargo de La República, habla de un 37% de aprobación.
Un tema, a mi modo de ver, crucial está signado por cómo se seguirá gobernando el País. Se hará, como lo indicaron, indicamos, las ciudadanas y ciudadanos peruanos en la última contienda electoral, es decir, las decisiones, los proyectos y las acciones del gobierno serán tomadas y asumidas por el Partido Nacionalista, el Presidente y los movimientos políticos que se sumaron a la concertación que hizo posible ganar las elecciones ó seguirán siendo tomadas de manera casi individual, por Ollanta Humala y a contracorriente de lo que proponen líderes políticos de su propio partido y los que participaron de la concertación. Lo segundo, pareciera imponerse, con lo cual, se afincaría, sin vuelta atrás, el individualismo, autoritarismo e intolerancia, en la manera de gobernar.
Desde 1990 – salvo con excepción de Valentín Paniagua- los presidentes, en nuestro País, disputan el poder con un discurso, pero, cuando llegan, quiere decir, cuando asumen el poder, son presa fácil de intereses, de grupos económicos, que caminan, en pos de un beneficio individual más que colectivo.
Pareciera que quiénes hacen negociaciones a favor de grupos de poder ó quiénes escriben y generan corriente de opinión, a favor de la continuidad de las políticas neoliberales e incluso la actual oposición, tienen más poder para definir el rumbo del gobierno actual que los legítimos intereses y necesidades del pueblo peruano ó el partido gobernante.
De momento, la ultima encuesta del Poder en el Perú, que realiza el Grupo Apoyo, nos revela que Nadine Heredia, sería vista como la segunda persona con más poder en el Perú, se dice que ella es clave en las decisiones de gobierno, seguro por expresiones vertidas por ella como “mi ministra”. Lo cierto es que ella, tiene poder, aunque no haya sido elegida por nadie.
La manera como se resuelva si quien gobierna es el Presidente y su círculo de confianza ó gobierna el partido junto con instituciones políticas fuertes, es, a mi entender, lo que va a marcar el sentido de las decisiones en el tiempo próximo, en el corto plazo.
Finalmente, creo, que la ineficiencia demostrada hasta hoy para poner en primer lugar de la agenda política: el resolver problemas sociales – en un tiempo en que la bonanza económica permitiría hacerlo - el hacer más justa la tributación, como medio necesario para financiar una educación, salud, viviendas y empleos decentes y de calidad será el signo que haga que la conflictividad social se mantenga ó incremente y que instalemos como estrategia el “dejar hacer, dejar pasar” y el “autoritarismo”.
Ha llegado la hora de que en el Perú los bienes, la riqueza y el crecimiento económico, sirvan para remediar los males, las carencias y las ineficiencias que hacen que en nuestro país unos pocos tengan tanto que la vida no les alcanzaría, para gastarlo y muchos sigan teniendo tan poco y de tan poca calidad, que la desigualdad del ingreso y la falta de oportunidades es su denominador común.
Ollanta Humala, debe y puede hacer un viraje en el timón, un volantazo, que lo re encuentre con quienes lo llevaron a tener el lugar que hoy tiene, ser responsable, no es, dar continuidad ni seguir siendo parte del mismo concierto, que enriquece a pocos y excluye a muchos ser responsable es mejorar – ahora que se puede – las condiciones y la calidad de vida de quienes menos tienen hoy.
Las fuerzas políticas de la oposición democrática, las organizaciones sociales de base, las instituciones académicas ciudadanas y ciudadanos tenemos como tarea que se enmiende el rumbo y hacer realidad que el Perú sea para todas y todos.