En lo que va del año, el consumo sigue creciendo, a buen ritmo, impulsado, fundamentalmente, por la inversión privada y el incremento de puestos de trabajo - aunque no todavía en la cantidad ni con la calidad necesaria - . Esta auspiciosa situación, sin embargo, se manifiesta en medio de una desaceleración del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) que se expandió en 6,9% en el 2,011. Es importante, referir que ésta desaceleración se viene presentando desde Octubre del 2,011, mes en el que se creció en 5.1%, quiere decir que, se tuvo un crecimiento menor al 8.9%; 6.8% y 6.6 %, a los que se había crecido en el en el primer, segundo y tercer trimestre del año respectivamente.
Pareciera que sobre la base de ésta situación se encuentran elementos que generan incertidumbre a los agentes económicos, de un lado, en el ámbito internacional, abonan a ésta situación de incertidumbre: las perspectivas de la economía mundial, el crecimiento lento, aún, de la economía estadounidense y, en particular, la manera como se resuelva la crisis de la Comunidad Económica Europea. De otro lado, en el ámbito nacional, doméstico, lo que abona a la incertidumbre, es: el tenso entorno social que está signado por inconformidad de pobladores, respecto de proyectos de explotación en el sector de Minería, entre otras cosas.
Frente a éste panorama el Ministerio de Economía y Finanzas ha moderado sus expectativas de crecimiento del PBI para el 2,012 a 5.4% menos que el 6% al que las hubiera proyectado anteriormente y el banco de inversión Credit Suisse estimó que la economía peruana crecerá 5% este año
El año próximo pasado – 2011 - mostró indicadores de mejora importantes en el campo laboral, sobre todo en la cantidad de puestos de trabajo generados. El empleo formal - en empresas de 10 y más trabajadores - de las principales ciudades del país tuvo un incremento de 5%, como resultado, entre otras cosas de la tasa de crecimiento alcanzada por el conjunto de la economía que llegó a 6,9%. De igual forma, el desempleo en Lima Metropolitana, retrocedió en 7%. No obstante, esta situación, el sub- empleo, en Lima Metropolitana, afecta negativamente las condiciones en que se desenvuelven y generan ingresos algo más de un tercio del total de la fuerza laboral. Lo que es paradójico tiene que ver con lo poco que se avanza en la generación de empleo adecuado, decente, a pesar de que los índices de crecimiento económico y las ganancias de los sectores productivos, van al alza, de manera constante hace ya más de 7 años.
¿Qué elementos deben ser tomados en cuenta por los decisores de política?; ¿Qué debe cambiar, para que la política y las decisiones económicas sean inclusivas y generen oportunidades para todas y todos?
Siendo ese el panorama lo que se debe tener en cuenta, entre otras cosas, sería lo siguiente:
a) Implementar un plan contra-cíclico de política fiscal y programas eficaces y adecuadamente orientados que garanticen protección social adecuada.
b) Mejorar los niveles de eficacia y eficiencia del Gasto Público, no es posible que sigamos observando que las instituciones públicas, en el nivel central, regional y local no puedan ejecutar los recursos que tienen asignados.
c) Desarrollar proyectos tanto de infraestructura como de fortalecimiento institucional que hagan posible el incremento y la orientación hacia la manufactura, el agro y agro- industria de la inversión tanto extranjera como nacional.
d) Priorizar las inversiones extranjeras que respeten la generación de empleo adecuado, decente, generen capacidades y oportunidades, transfieran tecnología, respeten el medio ambiente y que tributen de manera justa.
Como podemos ver el reto está puesto en la necesidad de construir un nuevo acuerdo, una nueva manera de llevar adelante el manejo económico que suponga de un lado la construcción de una economía abierta que al tiempo que permite, ganancias y transferencia de remesas al exterior se articule con la resolución de necesidades y genere capacidades y oportunidades para que todas y todos tengamos una vida digna.
La tarea del Hoy, pasa por desarrollar mercados locales y regionales, mejorar las capacidades para aumentar nuestra competitividad y poder tomar y desarrollar otras oportunidades, promover empleos adecuados, dignos decentes y construir empresas que no sólo tengan como norte el amasar fortunas, el rentismo y la especulación sino por el contrario el hacer suyo lo que conocemos como RESPOSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL.
El Presidente de la República, los congresistas y quienes dirigen y son parte de los equipos técnicos en Economía y Finanzas, Producción, Trabajo y el recientemente inaugurado sector de Desarrollo e Inclusión Social tienen la palabra, en la medida que son los decisores de política; como también la tienen quienes dirigen la CONFIEP, la Sociedad Nacional de Industrias y la Sociedad de Minería, CAPECO y la CONACO; Como deben jugar un rol las organizaciones gremiales, sociales, políticas y la sociedad civil, no sólo en la elaboración de propuestas sino también en el control social y la vigilancia de lo que se hace y de lo que se invierte.
El costo – beneficio debe ser un indicador, fundamental de lo que hagamos en los próximos cuatro años en el Perú, de no hacerlo así habremos perdido la oportunidad de construir nación, aún, en tiempos de relativa bonanza. La construcción del Bien Común no puede ni debe seguir esperando. Hacer realidad que el Perú es de y para todas y todos es el reto, asumamos, desde donde estamos, este papel.