Estamos asistiendo al principio de un nuevo período gubernamental y han transcurrido ya quince días del mismo, tanto la lectura del primer discurso presidencial cuanto las medidas más importantes tomadas hasta hoy como es la conformación del gabinete ministerial y la decisión de quien dirigirá el Banco Central de Reserva, entre otras. Ponen en claro que la apuesta principal vendría siendo: “Mantener el orden, la estabilidad y el crecimiento económico logrados y desarrollar políticas sociales, consistentes y significativas, que favorezcan una mayor Inclusión Social”.
Esta, que denomino, la apuesta principal, es, a mi modo de ver, la síntesis apretada, de lo que se debe hacer y encierra sino todo, la mayor parte de las aspiraciones e intereses de quienes optaron, dieron su voto a Ollanta Humala.
Hoy, junto al inicio del nuevo gobierno, estamos presenciando una nueva crisis mundial que se expresó en la caída de las bolsas más importantes del mundo, como producto de la crisis en la que ha ingresado la deuda de los Estados Unidos y su lenta recuperación económica. La misma que no se ha superado y, parece, no lo hará, por lo menos en el corto plazo. Lo que aunado a la crisis de Grecia, Irlanda, Portugal y España, lo que en suma se puede catalogar como la crisis europea, nos pone frente a dos escenarios, en relación al desempeño de la economía mundial. Lo que, sin duda macará, lo que se puede hacer.
Lo que está en ciernes, en el mundo, es, si estaríamos entrando a una segunda etapa de la gran recesión (depresión) que se dio como producto de la crisis financiera, alentada por los bonos subprime ó si estamos asistiendo solo a los coletazos de la, reciente, crisis de la deuda estadounidense. Esto, quiere decir, en qué estadio de la crisis económica mundial nos encontraremos, lo veremos, en el corto plazo.
Lo importante, para el Perú, es tener claro. ¿qué podremos hacer? en medio de esa crisis, sea cual fuere la forma como se termine de expresar. Sin dejar de articular el corto con el mediano plazo. Tengo la impresión que articular esos escenarios no tiene sólo que ver con cómo hacemos las cosas en el Ministerio de Economía y Finanzas y en el Banco Central de Reserva, lo que es y será muy importante, qué duda cabe. Pero, además, y creo que, principalmente, tiene que ver con cómo se realiza una concertación política y social que suponga no quitar el dedo del renglón, en relación a mantener ordenada la casa, en lo que respecta al manejo económico. Siendo claros respecto de que, las Políticas y Programas Sociales necesarios para posibilitar inclusión social y económica, no se perderán de vista, ni se volverán a postergar.
Esta situación, hacer esta afirmación, es clave e importante en la medida que so pretexto de la crisis mundial podría, estar apareciendo tanto en las cabezas de los empresarios ortodoxos cuanto en las cabezas de los que no ganaron y que no querían ningún cambio, que no es momento para pensar en la inclusión sino que es momento sólo para continuar ordenando la casa en términos económicos, por lo menos en el corto plazo.
No dar pie a esa posibilidad, es necesario e impostergable, el discurso del Premier y el Plan de Gobierno de los primeros 100 días, entonces, debe centrarse en hacer un análisis concreto, claro y centrado no en el pánico, entendible, que despierta cualquier crisis económica mundial, sino más bien en cuáles son las reales repercusiones en nuestra economía y lo que es mejor en cuáles son las medidas que estamos y seguiremos tomando para mitigar su repercusión.
Es importante que pensemos que una crisis no sólo trae dificultades sino que también trae oportunidades. Ordenar y seguir ordenando la casa, por ejemplo, nos permitirá ser depositarios de capitales e inversiones, que por lo riesgoso de otras economías del mundo, podrían venir con nosotros.
Esto, entre otras cosas, mantendría la fortaleza alcanzada por nuestra moneda y nos daría el flujo necesario para sostener crecimiento. Es necesario que hagamos análisis y previsiones importantes respecto del dinamismo que en el corto y cortísimo plazo tendrán las economías de los países a quienes exportamos, por ejemplo, el desempeño de china para el caso de los minerales, es importantísimo. Pero además, que decidamos claramente, como incentivaremos, ¿con qué medidas? ampliaremos el mercado interno y mejoraremos la capacidad de consumo de los nuestros, lo que sería una medida que compense cualquier retroceso de exportaciones.
Lo que quiero decir, es que política y económicamente nos preparemos para que no sea que ¿quiénes no ganaron las elecciones? ó ¿quiénes no querían ni quieren ningún cambio? so pretexto de la crisis económica mundial quieran poner la agenda del corto plazo y dejarla instalada todo el tiempo que puedan.
Eso no es posible, como tampoco es posible que dejemos totalmente desatendida la crisis y pensemos que podemos vivir en una isla. No lo somos está claro, pero las fortalezas, hasta hoy conseguidas, de mantenerlas y mejorarlas nos dan el aire necesario para articular con propiedad y sentido de futuro el corto y mediano plazo.
Quienes conducen la política económica y social, no pueden medir su desempeño sólo como si fueran bomberos. Quiere decir, como si su único papel sería controlar las emergencias que se presentan en períodos de crisis. Necesitamos constructores y decisores de políticas que articulen el necesario control de la emergencia, con el corto y mediano plazo. La emergencia y quedarnos en ella nos hace perder la perspectiva.
Existen hoy, felizmente, algunos temas planteados por el Ministro de economía que harían vislumbrar que se piensa, de alguna manera, en que se está priorizando la articulación entre el corto, mediano y largo plazo, en relación a lo que se debe y puede hacer. Esto queda demostrado con planteamientos como el necesario incremento de la presión tributaria hasta llevarla a niveles cuya recaudación sea igual a 18 % del Producto Bruto Interno (PBI), en concreto es una medida de mediano plazo, que aseguraría tener los recursos necesarios para llevar adelante programas sociales importantes y significativos.
Lo que hay que decir es lo siguiente:
El aumento de la presión tributaria hasta el 18 % del PBI, se debe alcanzar en dos direcciones, una de ellas signada por la ampliación de la base tributaria y la segunda; inmediata e impostergable, es el poner fin a los contratos de excepción de impuesto a la renta en empresas que aún lo tienen, discutiendo, además, cómo haceos para incrementar el impuesto a la renta. Todo por el principio básico de que debe pagar más el que más tiene y viceversa.
Preparar nuestras acciones y visualizar políticas como esta en el manejo de la economía, pero también para lo social y para la participación ciudadana es la tarea del momento y lo que garantizaría tener un país mejor y con posibilidades y oportunidades para todas y todas. El camino de lo que se debe y puede hacer se empieza a vislumbrar y creemos que con acierto veremos si las posibilidades para la concertación y el manejo responsable de lo económico y lo social, encuentran un correlato en la medidas y políticas que nos presente el gobierno para los primeros 100 días.
El País, ciudadanas y ciudadanos, esperamos y merecemos lineamientos de política que articulen el debe hacerse con él se puede hacer. Dar señales de que a pesar de la crisis internacional, que no hay que descuidar, seguiremos apostando por la inclusión social es clave e impostergable.