viernes, 6 de julio de 2012

Ollanta Humala primer año de Gobierno: “A la economía le va bien y a la política le va mal”

Estamos a menos de un mes, para que el presidente de turno,  dé el acostumbrado mensaje a la nación, inaugurando el segundo año de su período de gobierno y lo hacemos con más incertidumbre que certezas, habiendo presenciado algunos rasgos, en la manera de tomar decisiones y gobernar que distan mucho de lo que se dijo en campaña y después se hizo, en la medida que la sensación es la siguiente “ A la economía le va bien y a la política le va mal” veamos ¿por qué?:
a) El discurso, lo prometido y el programa de gobierno y la hoja de ruta elaborada entre la primera y segunda vuelta, no han sido cumplidas, en la medida que hasta ahora no se han vislumbrado ni estrategias, ni propuestas, ni apuestas claras, para su implementación.
b) Pareciera que el ciudadano, hoy, presidente, Ollanta Humala, ha olvidado ó, por lo menos, ha postergado la atención de los interés y necesidades de quiénes creyeron en él y le permitieron representarlos, en aras, de lograr una supuesta concertación que se expresa en una frase “Gran Transformación pero sin sobresaltos”.
La primera pregunta es ¿sin sobresaltos para quién, para quienes? Afirmar y hacer suya esta frase, significa, que hay una decisión de morigerar, la “Gran Transformación”, el cambio prometido, por el que la mayoría luchó, y, todas y todos, especialmente, los menos favorecidos, con el modelo neoliberal y las formas autocráticas de gobernar pasadas, a lo que, por lo demás, en la última elección para presidente y congresistas, dijeron que no. Con eso, estaríamos asistiendo, nuevamente, a un período presidencial que Gana, la elección y las preferencias de los electores con un discurso, una propuesta y gobierna, prontamente, con otro.
c) Un aspecto, que no debe perder de vista el ciudadano, hoy presidente, es que, una buena parte de sus electores confió, en él, en la medida que tenía dentro de su equipo de campaña y gobierno a personas, destacadas, intelectuales y políticos con el manejo suficiente y pobo de las responsabilidades que les tocaría, situación que garantizaba no sólo el que si hicieran los cambios, sino la eficacia y la eficiencia con que se operaría, tanto en el gabinete ministerial como en instituciones importantes como: El Banco Central de Reserva, El Tribunal Constitucional ó la Defensoría del Pueblo, por mencionar - las más importantes - que hoy por hoy están acéfalas o vienen funcionando con personal interino, situación que no es la mejor.
d) Tenemos un gabinete ministerial, que salvo raras excepciones, no viene dando el ancho, no está jugando el rol gravitante que le corresponde para los cambios. Hemos podido presenciar, por ejemplo, que el conflicto que en noviembre pasado ocasionó, la primera crisis ministerial – que supuso el cambio de gabinete – no sólo a esta altura no ha sido resuelto, sino que por el contrario, se ha agudizado. Al punto que el Premier que llegó a “salvar”, allanar el conflicto es uno de los que debe ser cambiado, en opinión de los ciudadanos, por la ineptitud demostrada.
e) Hoy, los intereses económicos de una compañía minera, están por encima, de la voluntad y los intereses de los ciudadanos y todo parece indicar que el proyecto se llevará adelante, aún, sin tener en cuenta todas las recomendaciones del estudio ambiental internacional y, lo que es peor, los intereses, voluntades de quienes viven allí y reclaman no perder recursos naturales ni la oportunidad de seguir produciendo y viviendo.
      
Como hemos podido ver, el gobierno actual, está, en situación de retroceso, la aprobación presidencial está en descenso y la confianza en el presidente se empieza a resquebrajar, los reclamos, ahora, son: “Señor, presidente, cumpla con lo que prometió”.
Dar un cambio a la manera de gobernar, supone, no sólo volver a poner en claro tanto la derecha cuanto a los empresarios conservadores que no hay marcha atrás en la orientación central que es “Crecimiento con Inclusión Social” sino que, dar signos claros de que esa será la estrategia. El Plan de Gobierno y la hoja de ruta son los documentos que hay que volver a revisar y poner sobre la mesa, cualquier negociación, cualquier proceso de concertación necesita, antes, poner en claro, cual es la tendencia que será prioritaria. Quiere decir para qué y en función de qué intereses seremos gobernados.
El que la derecha y los empresarios más importantes del País, que han tenido desde 1,990, una orientación rentista y especulativa sigan poniendo los puntos de agenda y el sentido de la discusión y la estrategia, a pesar de que, claramente perdieron las elecciones, es, por decir lo menos un despropósito.
Que queremos y debemos recibir del ciudadano, hoy presidente, Ollanta Humala:
a) Que a partir del próximo 28 de Julio, retome el camino, la senda y las propuestas con las que se granjeo la confianza y preferencias electorales que lo llevaron a detentar, hoy, la calidad de mandatario. Sin olvidar que el mandante es el Pueblo y no sólo, los pocos que, tienen fortuna y por ello poder. El pueblo delegó su poder más no firmó un cheque en blanco, con el que se puede hipotecar una vez más el futuro de peruanas y peruanos.
b) El Presidente del Consejo de Ministros y sus colaboradores, los Ministros de Estado, deben ser elegidos, por sus capacidades y por la convicción que deben tener para llevar adelante un gobierno cuya estrategia promueva un cambio signado por lograr un “Crecimiento con Inclusión Social”.
c) No deben seguir compartiendo decisiones y poder quienes tienen como mérito haber sido compañeros. profesores y amigos del ciudadano presidente, por que no tienen que gestionar intereses particulares ó personales sino que al contrario deben gestionar con capacidad, prudencia, eficiencia y eficacia cosas públicas y por lo tanto, llevar adelante, estrategias, programas y proyectos que tengan como denominador común construir el bien común.
d) La Democracia nuestra se fortalecerá en la medida que quienes gobiernan, entiendan que la gobernabilidad se construye poniendo por delante los intereses y la resolución de necesidades de la mayoría.
e) Construir capacidades productivas, mejorar los indicadores de indicadores de vida buena, teniendo y procurando para todas y todos niveles adecuados de educación, empleo, salud, vivienda y justicia es el imperativo.
En este quinquenio se debe romper la supremacía de unos pocos, debemos establecer estrategias concretas para hacer que quienes más tienen aporten más y viceversa. El ciudadano presidente tiene que poner por delante en el discurso cuál es la ruta por la que pasaremos de los adjetivos a lo sustantivo. Quiere decir ¿cómo?, ¿con qué indicadores de desempeño? y en ¿qué tiempo? se logrará la necesaria e impostergable inclusión social, de lo contrario, seguiremos, en una paradoja, que podemos resumir en: “A la economía le va bien y a la política le va mal”.